El Donante | hs

XXXVII. Comienzos

XXXVII. Comienzos

Abigail.

Cuando abrí mis ojos nuevamente lo menos que esperaba después de esos segundos en los que tuve que hacer recuento de lo que había sucedido era ver a mis papás en la habitación... con Harry a un lado. Mi mirada aun empañada por el sueño viajó por sus rostros mientras hablaban en silencio en una orilla de la habitación cerca a la ventana, estaban todos aquí: mis papás, mis hermanos, Harry, incluso Cass. ¿Qué demonios estaba pasando aquí?

Maldición. Rápidamente recordé todo y mierda. Era obvio que mis papás iban a enterarse del incendio. ¿Cómo se había comunicado Harry con ellos? Miré a mi prima. Claro. Quién más. En ningún momento me había puesto a pensar en que mi familia sería llamada. ¿Cómo habían reaccionado al conocer a Harry? ¡Oh, Dios mío! Me había perdido la cara de Harry al conocer a mi papá. ¡No! Uh, iba a necesitar que me contara todo con lujo de detalle.

Los observé con más atención y noté que Harry tenía el semblante serio, la arruga en su entrecejo estaba marcada e inmediatamente me preocupe. Miré a Cass y ella tenía una expresión similar. Toqué mi barriga y la acaricié. ¿Qué había sucedido? El doctor y Harry me habían dicho que todo estaba bien, que no teníamos nada de que preocuparnos. ¿Entonces por qué tenían esas expresiones?

Tragué saliva intentando preparar mi garganta para hablar.

—¿Por qué tienen esas caras? — mi voz salió terriblemente ronca, pero fue suficiente para llamar la atención de los presentes. Giraron para verme con sorpresa en sus rostros. Mi mamá corrió a mi lado y mi papá vino detrás de ella.

—¡Abby! ¿Cómo te sientes? — llegó a mi posando sus manos en mi cabello, mis mejillas, mi cuello. — ¿Te duele algo? Estaba tan preocupada cuando Harry nos llamó, el alma se me fue al piso.

—Déjala respirar, cariño. Va despertando, la vas a marear con tus cosas.

Mi padre puso una de sus manos sobre el hombro de mi mamá y me observó.

—¿Cómo te sientes, Abigail?

Lo miré y le sonreí correspondiendo al apretón que me daba en la mano.

—Estoy bien. No me pasó nada. No tienen de que preocuparse.

Vi el cuerpo de Harry salir detrás de mis padres, su expresión cautelosa mientras rodeaba la cama y se acercaba a mi por el lado contrario a mis padres. Nuestros ojos se encontraron y cuando una pequeña sonrisa apareció en su boca sentí como en mi pecho se agitaba mi corazón con el amor y la paz que su sola presencia me brindaba. Suspiré. Se mantuvo a una distancia entre nosotros, procurando dejarme privacidad con mis papás, pero cuando estiré una mano en su dirección no dudo ni un segundo. Se acercó a mi y se agachó para besar mi cabello suavemente mientras ponía una de sus manos en mi barriga, acariciando a Amelie.

—Hola, Abby.

—Ya se conocen. ¿Por qué se conocen? — susurré cuando su rostro aún estaba cerca del mio. Mi broma con fingida angustia lo hizo sonreír.

—Un encantó tu novio, Abby. — soltó mi mamá haciendo que la mirara de nuevo. — Entiendo porque querías esconderlo solo para ti.

—Geo...— advirtió mi papá con tono serio y reí. Todos reímos.

—Abby. ¡Qué alivio que estés bien! — Cass a los pies de la cama me sonreía divertida.

—Gracias por estar aquí, Cass. — los miré a todos. Mis hermanos detrás de mis padres solo observaban, pero la expresión de preocupación ya no estaba en sus rostros. — Y bien, ¿Cuando puedo salir de aquí?