𝟙𝟚. ℍ𝕖𝕝𝕒𝕕𝕠 (𝑀 𝟣/?)

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Los grandes ojos de la rizada comenzaban a abrirse lentamente y mientras más consciente se hacía de su entorno, el dolor en sus muslos y mano derecha comenzaban a hacer presencia

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Los grandes ojos de la rizada comenzaban a abrirse lentamente y mientras más consciente se hacía de su entorno, el dolor en sus muslos y mano derecha comenzaban a hacer presencia.

Las imágenes de la intensa noche de placer que se había proporcionado la noche anterior la hacían estremecerse de solo recordar el motivo de todo aquello.

Pero tan rápido como aquellos candentes recuerdos llegaron a ella, las dudas se aglomeraron en su mente. La confusión era evidente en la mirada de la rizada, quien no entendía si la pelinegra había estado borracha la noche pasada.

En su mente no había una explicación lógica para las acciones de la pelinegra.

Seguramente se equivocó de chat...

¡POR LA DIOSA!

No puedo creer que me estuve tocando con esas imágenes cuando ella quería mandárselas a alguien más.

Carajo. Carajo, carajo.

Soy tan asquerosa.

Asquerosa

Asquerosa.

Asquerosa.

Y así pasó toda su mañana, odiándose lentamente mientras hacia sus actividades diarias. Al menos había algo a su favor y era que justo ese día las clases se habían suspendido por una junta del consejo estudiantil.

Tomó su teléfono y llamó el número de la pobre mundana a la que había dejado plantada el día de ayer solo para hacerse obscenidades en el baño. No tardó demasiado en convencerla de ir a tomar un café ese día para compensarla.

Y después de decidir que ropa usaría tomó su mochila y salió de la mansión, no sin antes recibir unos cuantos sermones de su madre y risas de su hermano.

Ondina's Coffe era una cafetería que Evanna amaba desde que era una niña, tenía una decoración muy rústica y el ambiente era bastante pacífico.

Matilde, la dueña del negocio era una hermosa Ondina, una ninfa de mar que había llegado a la manada hace muchos años, su piel era de un celeste muy claro y sus ojos eran profundamente negros, era una chica muy amable y amaba con todo su ser a Evanna.

Al llegar al lugar acordado, Evanna comenzó a buscar a la dueña de aquel lugar, pero al no encontrarla dirigió su mirada a aquel punto verde que se veía un poco escondido en uno de los lugares más íntimos de aquella cafetería.

Se acercó lentamente y en cuando la linda humana entró en su campo de visión corrió en su dirección y se sentó a su lado con una enorme sonrisa. Esperaba en serio que la chica no estuviera enojada.

—Hola Carlss— Susurró bajito.

Los iris azules ascendieron del lugar en el que estaban posados y al llegar al rostro de la rizada, los párpados que los cubrían se juntaron exageradamente, mirándola con sospecha, o duda, o enojo. En verdad la castaña no tenía ni idea.

EnlazadasWhere stories live. Discover now