En Lunae, se dice que las almas gemelas están destinadas a encontrarse, pero ¿qué ocurre cuando una de ellas sabe exactamente dónde encontrar a su otra mitad, pero el miedo al rechazo la ciega? ¿Y si su alma gemela es una pedante, grosera y seductor...
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Al pronunciar aquel nombre, un portal ya conocido para la pelinegra se abrió ante ellos. Los gemelos dieron un brinco para atrás, asustados, por lo que su amiga tuvo que jalarlos con ella para así meterlos al portal.
En cuestión de segundos el trío de adolescentes ya se encontraba frente a la chica de cabello cían, quien miraba con confusión al par de gemelos que se encontraban en posición de defensa detrás de Samantha. Parecían confundidos por el lugar en el que estaban, pero no preguntaron nada que no debieran.
—Necesitamos ayuda— Fue al grano la ojigris— Necesito hablar con la Reina.
La chica de profunda mirada los miró de arriba abajo, analizando sus palabras y comenzó a negar lentamente, sin dejar de mirar los ojos de la pelinegra.
—La reina no se encuentra en este momento, me dejó al cargo de todo lo referente a— La miró de arriba abajo—ti...
Un profundo enojo apareció de pronto en la recién llegada al ver que la chica la veía con disgusto mientras decía aquello, pero no debía demostrarlo si quería que ella la ayudara.
Puta mierda, maldita bruja.
—Está bien— Cerró los ojos para tranquilizarse al ver que los gemelos se habían tensado al ver como la bruja la trataba— Esta bien, necesitamos tu ayuda.
Las cejas de la bruja se levantaron a más no poder ante la sorpresa y una sonrisa socarrona apareció en su rostro.
—Que sorpresa...— Comenzó a caminar hacia un escritorio que tenía cerca y se sentó en él, mientras cruzaba sus brazos sobre su abdomen y la miraba con burla— Soy toda oídos, loba.
El estómago de la pelinegra se retorció ante aquello, pero su orgullo y dignidad eran lo menos importante ahora, pero no parecía que los gemelos detrás de ella pensaran lo mismo, ya que se acercaron con enojo hacia la bruja, pero antes de que pudieran hacer alguna estupidez, la pelinegra los jaló de la nuca y los hizo sentarse en unas sillas alejados de ella.
—Quietos.
El par de ojos café la miraron con enojo, pero terminaron cediendo.
—Lamento eso— Pasó su mano por su cabello mientras se disculpaba y comenzó a relatar lo sucedido— Al llegar esta mañana a mi manada me enteré de la muerte de nuestro alfa y gran parte de su familia. Evanna, su hija, es mi mate y lleva desaparecida desde el día de la masacre. Mis amigos han buscado por días, en cielo, mar y tierra, pero no parece que esté dentro de la manada. Yo misma anduve por horas, intentando encontrarla, pero su esencia ya casi ha desaparecido por completo...
Se quedó callada, esperando una reacción, pero lo único que obtuvo fue.
—Que lastima.
Las entrañas de la pelinegra se revolvieron ante aquella respuesta, incluso Luna gruño en su interior, pero decidió llevarse esto con calma.
