En Lunae, se dice que las almas gemelas están destinadas a encontrarse, pero ¿qué ocurre cuando una de ellas sabe exactamente dónde encontrar a su otra mitad, pero el miedo al rechazo la ciega? ¿Y si su alma gemela es una pedante, grosera y seductor...
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¿Les ha pasado que esperaron un momento con tantas ansias que cuando llega es completamente decepcionante?
Pues exactamente es lo que le pasó a la joven pelinegra que iba a cuatro patas entre el bosque sin dejar de mirar hacia atrás revisando qué era lo que la estaba persiguiendo desde que se transformó en el sorpresivo lobo blanco.
Esa sombra no la había dejado sola desde hace más de una hora. Y la estaba estresando, tanto que explotó su miedo y coraje contra una persona a la que jamás se atrevería a dañar.
Sus instintos y velocidad eran majestuosos, cualquiera que la mirara dudaría que fuera una loba común, y eso dejando de lado el extraño color de pelaje que portaba junto a aquellos ojos sin iris. Sentía todos los olores que la rodeaban y más allá, nada de lo que le enseñaron en la escuela se comparaba a lo que estaba viviendo.
Una extraña transformación antes de tiempo y una estúpida sombra que la estaba alcanzando cada vez más hacía que Samantha deseara estar soñando.
Llegó en cuatro patas a un enorme claro entre el bosque y ahí divisó una melena roja, era larga y rizada. Aceleró su paso, intentando pedir ayuda a la chica que se encontraba a solo unos metros de ella, pero al a unos metros de llegar vio como la chica se daba la vuelta con una pistola en manos, apuntándole.
Puta mierda.
No seas grosera.
Aquella voz volvió a hacerse presente en su cabeza, de nuevo. Era muy gruesa y parecía estar enojada por cada decisión que tomaba la pelinegra. Claro que sabía quien era, pero el enojo que la ojigris ya le tenía guardado a aquella voz, la hizo ignorarla de nuevo.
Loba de mierda.
Humana descortés.
Paró antes de que la chica frente a ella le disparara en la cien y gruñó en su dirección, notando como la sombra que la seguía llegaba a ella y se posaba detrás de ella. Volteó, pero aquella sombra se había escondido entre los árboles.
La sonrisa en los labios de la pelirroja se ensanchó cuando los orbes blancos volvieron en su dirección.
—Regresa a tu forma humana. Ahora.
Un sentimiento de burla llenó el pecho de la pelinegra al escuchar aquello.
¿Es tonta o se hace?
Lo haré.
Y justo como había pasado frente a Evanna, la loba mandó una descarga a todo su cuerpo, haciendo que la forma lobuna intercambiara puestos con el pálido cuerpo de Samantha.
Traicionera.
Se levantó del piso con su desnudez al aire libre y descubrió a la pelirroja dándole la espalda, quien buscaba algo en el carro que se encontraba tras ella. Al darse la vuelta le lanzó ropa oscura a la chica que intentaba tapar su anatomía.
