𝟛𝟝- 𝕆𝕤𝕔𝕦𝕣𝕚𝕕𝕒𝕕

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—Te entiendo, no sabes cuanto desee que este día llegara— Las cejas de la rizada se fruncieron al no entender sus palabras— La idea de salir de las tinieblas siempre nos aterró, pero la amábamos, tanto que dolía

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—Te entiendo, no sabes cuanto desee que este día llegara— Las cejas de la rizada se fruncieron al no entender sus palabras— La idea de salir de las tinieblas siempre nos aterró, pero la amábamos, tanto que dolía.

—Matt, ¿de qué demonios hablas?

El chico pelirrojo miró atentamente los esmeraldas frente a él y sonrió lentamente, sus mejillas parecían que estaban supremamente estiradas y sus dientes se veían filosos, lucía tan aterrador que la chica dio un salto en su sitio al ver aquel rostro tan siniestro.

—Ya sabes, la libertad es aterradora, pero aun así la deseas— Sus ojos se volvieron completamente negros de un momento a otro—Tú la tienes, por eso no sabes lo que se siente...

La confusión y el miedo en el cuerpo de la rizada comenzaron a correr por sus venas, el ambiente comenzaba a oler a putrefacción y muerte, haciéndola querer vomitar, pero sin saber si era por el miedo o por el asco que el olor le causaba.

Tomó la manija de la puerta del coche y jaló de ella con celeridad, en un intento desesperado por salir de aquel auto, pero no logró hacerlo, volvió a intentarlo, una y otra vez mientras su corazón comenzaba a latir como loco por el miedo que sentía.

No funciona

¡Maldita sea!

¡¿Qué carajos está pasando?!

—P-por favor, Matt— Su cuerpo temblaba mientras más veía los ojos negros de aquel chico, sabía que aquella cosa no era aquel chico tierno que ella conocía, pero más le valía no hacerle enojar— N-no me hagas daño...

La tétrica sonrisa que le dio hizo que la manija del carro cediera y ella pudiera salir de aquel lugar. No sabía en donde estaba, pero perderse no le daba tanto miedo como estar junto con él, dentro de un maldito auto. Intentó correr hacia algún lugar seguro, pero unas sombras negras comenzaron a cerrar en un círculo sus salidas.

No esas sombras otra vez, por favor no...

Retrocedió lentamente hacia el carro y su espalda chocó con algo, lentamente y con mucho miedo volteó y a pesar de sus súplicas a todas las deidades que recordó, se encontró a Matthew con los ojos inyectados en un líquido negro y con unos horribles dientes puntiagudos y muy filosos.

—Verás, me presento— La voz que salió de su garganta sonó mucho más aguda y tétrica de lo que solía salir de los labios de aquel chico. El cuerpo de Matthew se inclinó ante la rizada, su cuello parecía muy frágil, casi como si no tuviera completo control sobre su cuerpo—Soy Moloch, un buen amigo de tu familia desde hace muchísimos años. Claro que el cuerpo que ves es solo de un afortunado tritón que encontré solo, en la orilla de un río mundano mientras miraba a su ser amado.

Las lágrimas por el miedo que sentía la rizada comenzaron a descender por sus mejillas al escuchar aquella espantosa revelación.

—Tu turno, linda— Evanna se quedó en silencio, por lo que el hombre se enojó de inmediato—¡Preséntate ahora!

EnlazadasWhere stories live. Discover now