En Lunae, se dice que las almas gemelas están destinadas a encontrarse, pero ¿qué ocurre cuando una de ellas sabe exactamente dónde encontrar a su otra mitad, pero el miedo al rechazo la ciega? ¿Y si su alma gemela es una pedante, grosera y seductor...
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La cafetería estaba repleta de estudiantes que volteaban a ver el caminar de la chica nueva, mientras que la rizada alzaba la mano hacia la misma para llamar su atención e invitarla a que se siente con ella y sus acompañantes.
La mirada grisácea de la peliblanca dio de inmediato con aquellos orbes verdes y con una sonrisa se acercó hacia ella y sus amigas.
—Chicas, ella es Danny, la conocí hoy en la parada del bus. —Dijo mirando a sus amigas mientras que la nueva tomaba asiento frente a ella.— Danny ellas son Carly y Gally.
La peliverde que se encontraba al lado derecho de la rizada le sonrió a la nueva.
—¡Hola! Por dios, me alegra tanto por fin dejar de ser la nueva—Dijo con las manos arriba mientras daba un aplauso al aire. Cosa que hizo reír a la chica.
—Te podrán quitar el puesto de ser la nueva, pero lo mundana nadie te lo quita, chiquita— El comentario de la rubia hizo que las tres chicas se pusieran serias de inmediato y antes de que Evanna o Carly pudieran responder, habló la chica nueva.
—No sé en qué siglo te quedaste Gally, pero la discriminación hacia cualquier especie es algo que merece prisión. Yo que tú tendría cuidado con eso...
La cara de incomodidad de la rubia hizo reír a la peliverde, que chocó las palmas con la recién llegada. La rubia solo se le quedó mirando a la rizada.
—¿No dirás nada?
Eso llamó la atención de las chicas frente a ellas.
—Tu empezaste, ella ni siquiera fue grosera, solo te recalcó algo que es ley desde hace años.
Los orbes color sangre se volvieron más oscuros que de costumbre y sonrió malévolamente.
—¿Sigues enojada por lo que pasó hace rato?— El estómago de la rizada comenzó a arder en ese momento—No deberías, ya que solo he dicho la verdad. Agradece que yo sí te digo la verdad y no juego contigo.
La boca de la peliverde a su lado se abrió para defender a su amiga, pero una voz un poco más gruesa la interrumpió.
—¿Qué fue lo que le dijiste a Evanna, rubia?— La mirada carmesí perdió color al instante.
La rubia volteó lentamente hacia atrás y encontró a Samantha Wolff, de brazos cruzados y con un cigarro en manos.
—¿Yo? Nada, solo bromeaba...— Volteo a ver a la rizada para pedirle ayuda—Siempre bromeamos, ¿verdad linda?
La cabeza de Evanna decidió evadir el tema y volteó a mirar a su sexy novia.
Su sexy novia...
Sexy novia...
NOVIA
¡SAM ES MI NOVIA!
Vio como la pelinegra la miraba con una sonrisa coqueta y le daba una calada a su cigarro.
