En Lunae, se dice que las almas gemelas están destinadas a encontrarse, pero ¿qué ocurre cuando una de ellas sabe exactamente dónde encontrar a su otra mitad, pero el miedo al rechazo la ciega? ¿Y si su alma gemela es una pedante, grosera y seductor...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El día de la esperada fiesta había llagado y con ello la incesante necesidad que tenía Evanna Lovegood por ver a aquella pelinegra que había faltado a la escuela por 4 días.
Sin llamadas.
Sin mensajes.
N a d a.
Parecía que la tierra se la había tragado, y nadie parecía notarlo más que ella. Iván y los gemelos parecían encantados con el mate del morocho, el cual al parecer ayudaba al trío a mejorar sus calificaciones, ya que no era un secreto que era la persona con las calificaciones más altas en la escuela y podía ayudarlos hablando bien de ellos con sus profesores.
En cuanto al pelirrojo con el que Eva tenía una cita, no había dejado de frecuentarla e invitarla a la plaza de la manada a pasear, ahora que la rizada le había dado una oportunidad (amistosa) se sentía bastante bien estar junto a él. Ya no era tan pesado ni se la pasaba coqueteándole 24/7, era bastante divertido y muy inteligente, por lo que podían pasar horas hablando de temas triviales.
Pero por más que lo intentaba, no podía dejar de pensar en aquella chica de orbes grises y sonrisa descarada. La extrañaba, vaya que la extrañaba.
Había tomado el valor para llamarla un par de veces, pero la aludida no contesto al teléfono ni una sola vez.
Se encontraba buscando un conjunto adecuado, peor no encontraba nada.
—¡Maldita sea, nada te queda bien!— Comenzó a gritar mientras tiraba al piso un vestido negro de tirantes para después reír como maniaca— Pero a quien engaño, con este cuerpo de mierda nada se me ve bien, jamás.
Se dejó caer en encima de su cama mientras masajeaba sus cienes. Debatiéndose entre ir o no ir, quedar en ridículo delante de todos o quedarse en casa y ser una asocial de mierda.
Escucho que llamaban a la puerta y dio un suspiro.
—¡Quien quiera que sea, más le vale que entre de una buena vez o se largue!
La puerta se abrió de inmediato y escuchó una conocida risa.
—¿Carly?—Dijo mientras se levantaba como alma que lleva el diablo de su cama.— ¿Q-qué haces aquí?
La peliverde llevaba una blusa escotada que dejaba a la vista su buen dotado pecho, lugar en donde la vista de la rizada se quedó por más tiempo del necesario.
—¿Vas seguir comiéndote mis bubis con la mirada o vas a dignarte a mirarme a los ojos?— La rizada sacudió la cabeza mientras negaba con las mejillas en un tono carmesí.
—Lo siento, es que se te ven muy bien...
Dijo regresando su mirada al lugar.
—Bueno, pues qué le vamos a hacer.— Comenzó a caminar hasta Evanna y le dio un sape antes de hablar— Tienes una cita en menos de una hora y no te veo despampanante como siempre ¿qué pasa?
