𝟙𝟜- ℂ𝕠𝕟𝕗𝕣𝕠𝕟𝕥𝕒𝕔𝕚ó𝕟 (𝑀 𝟥/?)

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—Bien, es aquí— El pelirrojo bajó del auto y se dirigió de inmediato al lado del copiloto para abrir la puerta de su acompañante

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—Bien, es aquí— El pelirrojo bajó del auto y se dirigió de inmediato al lado del copiloto para abrir la puerta de su acompañante.

El bullicio que esperaba a la rizada la dejó descolocada unos segundos, había adolescentes por todas partes, licántropos en su forma animal y unas cuantas brujas haciendo portales para que más seres sobrenaturales aparecieran por todas partes.

La playa frente a ellos se encontraba de colores rosáceos destellantes, cosa que hizo sonreír a la chica. Parecía que las ninfas provocaban que el agua tintineara de felicidad.

Bajó del auto con el conjunto que había elegido y de inmediato volvió a recibir otro cumplido de parte de su cita.

—Y-yo, di-digo t-tu— Meneo la cabeza de un lado para otro— Lo que quiero decir es que en verdad te ves hermosa. No es que no te veas hermosa siempre, porque si lo haces. Me refiero a que justo hoy te ves más hermosa que de costumbre, aunque suelo estar acostumbrado a verte siempre her—La mano de Evanna fue a dar a la boca del chico al decidir apiadarse de él.

—Lo sé cariño, me lo dijiste al verme. Gracias.

La mano de la más chica tomó la del contrario y lo llevó consigo a todo el bullicio frente a ellos. La música retumbaba fuertemente, tanto que mareó un poco a la rizada. La cual cerró los ojos un momento al marearse con mayor fuerza al ver tantos lazos plateados a su alrededor.

Era agobiante.

—¿Estás bien?— Tomó su rostro y la hizo mirarlo.

Los ojos del tritón estaban completamente negros, cosa que sorprendió a la rizada.

—Tus ojos, son negros...— Tocó su mejilla con cuidado al verlo desviar la mirada— ¿Así son en tu forma marina?

El chico asintió y se alejó un poco de la chica para posteriormente tomar su mano y arrastrarla un poco lejos del alboroto (si eso era posible).

La mente de la chica comenzó a creer que quería ir a un lugar donde estén ellos solos hasta que vio que su objetivo estaba en un par de rubios idénticos.

—¡David, Ben!— Gritó de repente el pelirrojo. Los gemelos fijaron su vista en el chico que los llamaba y sonrieron de inmediato.

—¡Trucha! —Dijeron al unísono. Acortaron la distancia trayendo consigo una botella con un líquido azul en sus manos y abrazaron al tritón. Solo asintieron hacia su acompañante, cosa que la hizo sentir pequeña.

—Vemos que tienes compañía...— Dijo uno de los gemelos. En realidad, la rizada no sabía diferenciarlos muy bien.

—Creímos que no vendrías, pero mírate. ¿Te sientes en tu hábitat natural pececito?—Ese comentario hizo que Evanna frunciera el ceño con disgusto.

¿Siempre son tan molestos?

—Oh, creo que hiciste enojar a su novia. ¿Estás enojada bolita? Digo, Bonita—La sonrisa sínica en su rostro hizo a Evanna bajar la cabeza con una punzada en su pecho.

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