𝟛𝟜- ℕ𝕚𝕖𝕓𝕝𝕒

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Al fin había llegado el día, vería a sus amigos después de un largo tiempo y su mate la acompañaría

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Al fin había llegado el día, vería a sus amigos después de un largo tiempo y su mate la acompañaría. El tema de su reloj de arena aún le carcomía la cabeza, en verdad quería encontrar a la persona que encontró su reloj y lo dio sin su maldito conocimiento, le arrancaría la cabeza...

Estuvo así todo el día, pero cuando Samantha le dijo lo de ver a sus amigos, lo único que pudo hacer fue irse a cambiar como alma que lleva el diablo y estar lista.

Ahora se encontraban bajando del autobús de la manada, Evanna había visitado a su mamá hace unas horas, ella parecía estar bien, pero la extrañaba mucho, Eva había prometido visitarla más seguido y eso parecía haberla hecho muy feliz.

Bajaron del bus al ver a sus amigos reunidos en el centro de la manada y al llegar a suelo firme, Evanna no pudo evitar decir.

—Estoy nerviosa, hace un tiempo que no los vemos.— Volteó hacia su mate, quien al parecer se encontraba viéndola—Todo saldrá bien, ¿verdad?

La pelinegra asintió y le guiñó un ojo para posteriormente depositar un beso en su frente, después de ese acto la mayor pasó su brazo sobre los hombros de su novia y comenzaron a caminar hacia sus amigos, quienes, al verlas comenzaron a correr.

Los gemelos fueron los primeros en taclear a Sam, y Carly la primera en llegar a Eva y abrazarla con mucha fuerza.

También estaban en el lugar Gally, Matt, Iván y Jules. Iván y Jules corrieron hacia la pelinegra, mientras que los restantes fueron con Evanna. Todos parecían felices de ver a aquellas chicas.

—Sam, hemos estado entrenando muchísimo para que nuestra transformación también se adelante, como te pasó a ti.— Dijo David con ilusión en su mirada.

—Si Sam, de hecho, acabamos de llegar de entrenar.

—Lo sé, huelen a muerto— Dijo la pelinegra, intentando molestar. Se levantó del suelo después del tlackeo de los gemelos—Hola chicos.

Se acercó y abrazó a Jules e Iván.

Del otro lado, Evanna se encontraba hablando con Carly, Gally y Matt. Todos se veían muy felices de verla bien y contenta.

Pasaron su tarde con sus amigos y disfrutaron al máximo.

Ya era media noche y la mayoría de los presentes se habían pasado de copas.

—¿Entonces se fue?— Dijo muy indignada la rizada— ¿Así como así?

La mundana solo asintió mientras le daba otro trago a su bebida y limpiaba sus lágrimas.

—Yep, se fue con esa elfa maldita *hip* Aunque sé que no debo odiarla, por que no es su culpa, pero igual duele— La peliverde volteó hacia la rizada, quien estaba más sobria que ella— Le deseo lo mejor, que tengan muchos hijitos y que se vaya bien a chingar a su madre *hip*. ¡No quiero que ma' nadie me hable de amooor, ya me cansé! Ese truco' ya me lo seee...

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