Capítulo 21

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Tiempo atrás

Ella recostaba todas las mañanas su cabeza sobre el hombro de su amado, ¿cómo no iba a hacerlo? Le quería con la fuerza de todos los mares, no le importaba que hablara mientras comía, mucho menos que su risa fuera estruendosa, ella, se contentaba con estar junto a él; de eso hablaban cuándo del amor se referían.

Aquel día no muy lejos del presente, restaba de ser diferente, excepto cuando él pronunció la frase que marcaría un antes y un después en la vida de la joven pareja.

— Es hora de cambiar, libellule.

La voz era distante, áspera si se quiere, muy lejos de lo que la mujer estaba acostumbrada.

— ¿Qué ha pasado? —preguntó más preocupada de lo que se proponía.

El hombre al notar la expresión de su querida Beatriz rompió en llanto, gruesas lagrimas caían con ánimo sobre su preocupado rostro; ella acunó sobre su pecho al desconsolado hombre, acariciaba con cuidado los largos cabellos, temiendo que esa fuera la última vez que iba a sentirlo de esa manera.

— Me has preguntado qué ha pasado —empezó el hombre—, pues, cariño, ha sucedido lo que llevaba temiendo hacía demasiado tiempo.

—Háblame, si sigues callando no habrá manera de solucionarlo.

—Tienes razón —convino—, tengo miedo, amor mío.

Ella esperó que continuara, le dolía de sobremanera verle así, débil.

— Él siempre encuentra la manera del volver —perdió el control entonces —, él desea quitarme lo único que parece hacerme feliz, cariño.

— No podré ayudarte sino eres claro —intentó animarle besándole la coronilla—; ya verás como hablando todo se podrá solucionar.

— No —sentenció —. Este no es un maldito cuento de hadas, Beatriz. Esta es mi vida.

Se levantó de un salto, sin mirar la expresión de su mujer retiró con rapidez la camisa sobre su cabeza, se dio la vuelta para que su contraria observara el mapa mal trazado que su espalda contenía.

— Son nueve, amor mío. Una sobre la otra cuando la lección no fue aprendida. Él tiene demasiados problemas, cariño —aguantó la respiración en lo que creyó era un movimiento imperceptible—. Tengo miedo, sé que arruinará mi vida como lo hizo con mi hermano. ¿Sabes cómo es eso? Él cree que la muerte es el único final para aquel que cause algún problema.

— Tal vez te estás apresurando a los hechos. —murmuró un poco más para ella misma.

— Si adelantarme a los hechos es temer por nuestra vida, entonces, eso es lo que estoy haciendo; es hora de cambiar, amor mío.

— Estamos bien así, ¿no?

— ¡Por supuesto! De ser por mí viviría entre tus besos, libellule; pero, la tormenta ha empezado y lo anticipaste, ¿no es así? Recuerdo cuando todo inició, dijiste que no duraríamos demasiado, tenías razón.

— ¿He hecho algo mal?

— ¡Cierra la boca! —explotó asustando a su esposa.

Lloraba a mares, la habitación estaba oscura, apenas podía verle a los ojos, pero, sabía que ella buscaba su mirada, entre la densa negrura; ella conseguiría en él un poco de paz, sin embargo, sería imposible encontrar eso, él estaba destruido.

— No es tu culpa, Betty; si de amar hablamos, has hecho más de lo que deberías, cargas con el peso de mi indiferencia, mi silencio cargado de horrores, hoy acaba; solo confía en lo que te diré.

— Lo haré. —sus mejillas se encendieron ante esa declaración.

— Nacido de una familia ajena a la alta sociedad, mi padre nos crio para conservar la grandeza que había alcanzado con tanto trabajo; hablando de crianza dura, él era un amo, controla nuestras vidas como si de un titiritero se tratase... ¿Lo entiendes?

— Creo hacerlo, deseo que continúes.

— Marcas en la piel, muerte injustificada y mi madre como carnada, eso, sería lo único que diría si mi padre muriera, porque, deseo que lo haga; deseo que caiga al fondo de un hueco bien cavado, aunque su cuerpo siga caliente, me reiré de él, no lloraré su partida ni añoraré sus palabras. Mi más grande deseo es que él se marche, y con ello, me deje vivir aquello que me ha sido arrebatado desde que tengo memoria.

— Podemos hacerlo...

— Inicié todo sin amarte, cariño. Todo lo que esta relación significa es su obra, cada beso, caricia; también lo que está a punto de suceder.

Entregó la verdad en bandeja de plata, logrando así solo por un momento, confiar en el que había sido por poco el amor más grande de su vida, ¿Qué hubiera hecho de no ser así?

Tomó las manos de su amada, y acercándoselas a los labios, murmuró:

— Lo lamento, libellule. Si te amo más de lo que me amo a mí, no estaría tomando la decisión correcta, estoy cerca de la libertad. Si todo sale como deseo...deseamos —se corrigió—, nos volveremos a encontrar y esa vez no será necesario dejarte ir.

— No estoy entendiendo. N-no me dejes, no te atrevas.

— Me parece que no tengo elección, eres el amor más grande de mi vida... Y eso, está mal.

— No lo está si es lo mismo para mí, podremos hacerlo juntos, ¿sí? Solo, no me dejes, eso nos acabaría, nuestro castillo caería.

— Me parece que fue bombardeado —sonrió al decirlo—, lo lamento demasiado.

Soltó las suaves manos de su amada; respiró lo más despacio que podía y lamentándose de nuevo levantó su mano con determinación, más de la que debía, asestó el golpe final en la mejilla del amor de su vida, si es que aquella palabra tenía un poco de sentido.

Ella le miró anonada, rogándole al cielo que aquello no hubiera sucedido, aunque el rápido bombear en su lado derecho le decía algo diferente; tomó con ambas manos su abdomen y con las lágrimas cayéndole ya sobre las mejillas le dijo:

— Tienes razón, todo acabó.

Era sencillo, una historia como cualquiera:

Se enamoraron en una de las tantas citas del hombre, cayeron en ese mismo momento en los brazos del otro estando diseñados uno para el otro; eso antes que él la golpeara por orden de su padre.

No calló, de modo que él para no perder su amor le contó toda la verdad, eran controlados.

Allí, junto con la verdad, acabó todo. 




NOTA DE LA AUTORA:

Ha sido un mes difícil, tenía demasiadas ganas de escribir este capítulo, pero cada vez que lo intentaba las palabras no salían, se me hacía imposible escribir; pero, finalmente está aquí, 21, un capítulo complejo, pero que nos lleva un poco más cerca de la verdad. 

Estaré más activa. 

Promesa...

Les quiero.

Cata <3

Cata <3

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MoriréWhere stories live. Discover now