Capítulo 31

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Entre los recuerdos de Amanda aguardaba una última carta sin leer, el recuerdo de su más íntima amiga, si se puede decir. Aunque a veces lo hacía de lado, la curiosidad la consumía, despacio y de forma tormentosa; un día, mientras esperaba con ansia la llegada de su marido, tomó aquellos sobres, releyó las cartas que conocía ya y se inundó de la letra bien cuidada de una mujer.

Querida Amanda,

He de decir que no esperaba que el plan de tu querido Lincoln empezara de forma tan apresurada, me atrevería a decir que se está equivocando, pero, eso sería hablar demasiado y no deseo ser impertinente.

Todo lo que ocurrirá el día que sea pactado fue discutido con severidad demasiados días antes de tu llegada a nuestras vidas.

Te quiero agradecer, porque nadie más que tú salvará algo que en mi opinión estaba muerto, tengo que decir que aún no sé qué tan enterada estés de ello, así que es pisar terreno minado, sin embargo, sentía la necesidad de excusarme ante ti, porque no había recibido un trato tan ameno desde mucho tiempo atrás, exceptuando a mi esposo y su querido hermano.

Ellos han decidido escapar, si sabes a lo que me refiero, no los juzgo, me condenarían si lo intentara, pero, tengo que admitir que no le tenía mucha fe a su plan en un inicio, se notada desorganizado y tomado un tanto a la ligera; tu llegada lo ha hecho más claro.

Podría decir que eres la luz al final del túnel o aquella mano que te sostiene cuando vas a caer; no tienes idea de lo que es vivir a la sombra del malvado hombre, el mayor de los milagros sería que este partiera de la tierra en la que habitamos, una gran dicha en mi opinión.

El final de sus días es desconocido para nosotros, así que decidimos darle un poco de su propia medicina, si puede ser llamada de esta manera la gran venganza que tenemos en mente.

Tu esposo, querida mía, es el más astuto de todos, aunque en algunas partes de su idea no estamos de acuerdo, de seguro serán necesarias para que todo termine de la manera correcta.

La muerte parece la única salida de todo esto. Amanda, tú y Lincoln son nuestros salvadores, el viejo que ha atormentado por años verá que las decisiones en cuanto a ciertos asuntos no estarán siempre bajo su control. Me reiré cuando eso suceda, lo tengo que admitir, pero me pesará de una manera inexplicable lo que eso significará para ustedes, yo seguiré aquí disfrutando de lo que me otorgarán con su partida; es demasiado peso para una joven pareja.

Lamento tanto mentirte cuando fue necesario, mis lagrimas fueron verdaderas en ese entonces, porque nada me hacía más desdichada que verte, tan brillante, mientras conocía tu final de una forma bastante detallada.

El padre de mi marido con tu muerte verá frustrado el plan para sacar de la miseria a su familia, viviremos rechazados por la sociedad, pero felices mientras la puerta esté cerrada; aunque muerte y felicidad parecen antónimos, nosotros lo vemos como el sacrificio que debe ser hecho. Tomaremos venganza de todo aquello que se nos fue arrebatado.

No deseo ser egoísta, mi objetivo es que encuentres en esta carta un poco de alivio respecto al tema; pienso que estarás protegida por los ángeles cuando todo suceda, ellos verán tu partida como el alivio de dos almas, rezaré porque así sea; te lo prometo.

Amanda, cariño. Te lo agradezco demasiado, cuando vi tu rostro por primera vez no podía dejar de sentir un amor profundo hacía ti, mi salvadora, serás dueña de toda la felicidad que venga de ahora en adelante.

Besaré a mi marido y me recordaré que solo puedo hacerlo gracias a tu enorme sacrificio, espero que, en ese momento, dónde sea que te encuentres, sientas como mi corazón se regocija y te entrega cada sonrisa como ofrenda.

Soy feliz de solo imaginarlo, Amanda.

Espero que entiendas lo que he intentado decir y entender mi felicidad pese al egoísmo que acarrea consigo.

He de hacer todo lo posible porque así sea.

Siempre tuya,

Beatriz Park.

Una vez la última palabra fue digerida, la joven no pudo más que reír, aunque le escocían los ojos; miserable se sentía en esos momentos, pues tendría que vivir con el peso de la muerte de su marido, mientras la felicidad de otros sería su pan de cada día.

No le encontraba lógica a aquello y casi pensó en marcharse con él, pero, tantos eran los pensamientos que la atormentaban, sabía que no haría del todo felices los cambios en el plan a la pareja, pero se contentaba con guardar en su mente al hombre que creía querer.

Eso sería suficiente para ellos, suponía.

Mientras el tiempo que tuviera junto a él marcaría los recuerdos, para luego recibir elogios al respecto. La muerte de Lincoln y la tristeza de Amanda serían el precio a pagar por la felicidad de aquellos dos.

En opinión de la mujer era un precio demasiado alto.

Pero tenía que ser así, al menos para que dos almas nobles disfrutaran de vivir eternamente el destino que ella deseaba.

Parecía justo, pero no lo era.

El cuento de hadas se le estaba escapando de las manos y su felices por siempre estaba siendo robado por la persona que consideró lo más cercano a una amiga.

Amanda sufría en silencio, lloraba con las manos apretadas mientras sentía que su respiración era poca; las declaraciones de Betty, seguían sin parecerle ciertas.

Lincoln parecía tener tan poco para perder que no había encontrado más salida que aquella, ¿seguía pensando eso con su llegada? Ojalá hubiera encontrado la forma de hacerle cambiar de opinión.

El hombre con su silencio, deseaba que su esposa se negase, solo para sentir el amor de ella y la falta que le haría.

No podía ser así, había una lección por aprender.

¡Él aprendería!

Sería lo último que haría Lincoln y solo así descansaría.

Todos descansarían y luego disfrutarían lo que la partida traería.

Lincoln era demasiado generoso en opinión de su esposa, pero no había nada más que hacer, pues, las invitaciones ya habían sido repartidas.


NOTA DE LA AUTORA

Si llegaste aquí, muchas gracias. Me hacen muy feliz tus lecturas. 

No olvides comentar, votar y compartir con alguien que pueda interesarle. 

Pronto tendrán más capítulos, quedan muy pocos para el final y espero que esté cumpliendo sus expectativas, me encantaría que me dijeran si así es. 

Les quiere. 

Cata.

Cata

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MoriréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora