Part. 2 Capitulo 16

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La señora Pomfrey insistió en que los chicos se quedaran en la enfermería el fin de semana. Ninguno se quejó, Harry no le permitió que tirara los restos de la Nimbus 2.000. Podría parecer algo tonto para la mayoría de las personas, pero para él era cómo despedirse de uno de sus mejores amigos, ya que esta lo acompañó desde su primer año en el colegio.

Spica era un caso aparte, Hagrid había ido a saludarlos el mismo día del accidente llevando consigo a Arminda que solo ver a su protegida sana, no dudo en envolver en su cuello para darle un beso en la mejilla, acción que sorprendió a los presentes.

Los visitaron varias personas; todos con la intención de infundirles ánimos. Hagrid el mismo día que trajo a Arminda les dejo unas flores llenas de tijeretas y que parecían coles amarillas, y Ginny Weasley, sonrojada, apareció con una tarjeta de saludo que ella misma había hecho y que cantaba con voz estridente salvo cuando se cerraba y se metía debajo del frutero; esto fue escuchado por Spica y Cedric que se encontraban en la cama de la menor, dándoles más privacidad gracias a que la señora Pomfrey les había colocado cortinas que separaban ambas camas.

Cedric no se despegaba del lado de Spica, el chico al ser capitán del equipo de quidditch de su casa, tenía varios beneficios y a la señora Pomfrey le caía bien el chico por lo que lo dejaba quedarse junto a ella todo el tiempo que quisiera, en el único momento que se fue, fue cuando el domingo por la mañana el equipo de Gryffindor fue completo incluyendo a Wood.

El capitán del equipo aseguró a Harry con voz de ultratumba que no lo culpaba en absoluto. Al igual que Cedric, Ron y Hermione no se iban hasta que llegaba la noche. Pero nada de cuanto dijeran o hiciesen nadie podía aliviar a Harry, porque los demás sólo conocían la mitad de lo que le preocupaba.

Spica sabía lo que pasaba por la mente de uno de sus mejores amigos, pero no decía nada ya que esperaba que el chico fuera el que le dijera que le preocupaba, ella conocía al perro negro que según su amigo era el Grim, era el perro al que ella alimentaba desde que lo vio frente al bosque prohibido, se encontraba un poco preocupada porque la noche anterior no le había podido ir a ver por estar en la enfermería, y ese día tampoco era probable que pudiera ir. Por eso era que Arminda sería la encargada de llevarle un poco de comida al canino, no se preocupaba por ella, ya que sabía que ella y el perro se llevaban bien por alguna razón que desconocía.

El único tema que ambos chicos compartieron en el poco tiempo que se quedaban solos antes de irse a dormir fueron los dementores y como es que les afectaba a cada uno. Harry le contó a su amiga que siempre escuchaba el grito de una mujer, pero que no reconocía de quien venía, él pensaba que era de su madre, mientras que Spica le contó que siente demasiado terror, que su respiración se hacía pesada y que por alguna razón siempre después de tener un encuentro con aquellas criaturas, su legeremancia se encontraba más sensible.

Todo el mundo decía que los dementores eran espantosos, pero nadie se desmayaba al verlos... Nadie más oía en su cabeza el eco de los gritos de sus padres antes de morir, como hacia Harry.

La noche que pasaron en la enfermería no fue nada buena para ninguno ya que Harry se despertó gritando y asustado en medio de la madrugada, despertando a su amiga, la cual con gran preocupación bajó de su cama y se sentó en la del chico para tratar de calmarlo, hasta lograrlo y que ambos volvieran a dormir.

En el colegio podrian decir que Spica era una chica sin amor, pero se equivocaban, ella haría cualquier cosa por su familia, amigos o por sus seres queridos. Pero también debías de tener cuidado con ella, ya que si molestaban a los que ella más amaba te iría mal, ya que la chica sabía hacer bromas, que no eran del todo inofensivas, cosa que la profesora Mcgonagall le dijo que sacó de sus padres.

SPICAWhere stories live. Discover now