Declaración de guerra.

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Las dos personas sentadas a la mesa se encontraban sumergidas en los documentos que sostenían y estudiaban de forma minuciosa. Wang Yibo y Song Cain se mantuvieron en silencio por un largo rato con la vista pegada a las letras que reposaba sobre el blanco papel.

Song Cain trataba de poner suma atención a aquel contrato pero para el era un tanto difícil ¿Como podría obviar al hombre que estaba sentado frente a él con aquella expresión estoica como si nada hubiera sucedido? ¿Había sido capaz de olvidar lo ocurrido hace días pasado? ¿En verdad se encontraba ebrio?

Mientras Cain estaba secretamente tratando de descifrar lo que ocurría con aquel hombre Yibo internamente luchaba su propia batalla, sostenía firmemente el documento en sus manos, apretando sus dedos en el blanco papel, estaba conteniendo el deseo de levantarse de allí y volver a abrazar al confundido hombre frente a él.

A pesar de todo aquel enredo y desorden en que se había convertido su vida algo lo llenaba de inmensa alegría y era el hecho de que Song Cain, aquella persona que tanto amó algunas vez y el cual murió trágicamente a su lado ahora estuviera allí, frente a él, sano y salvo.

- Bien, ya todo está resuelto.- Yibo se levantó de su asiento.- Espero que haya quedado complacido con los términos y que se sientan cómodos de ahora en adelante con nosotros, pueden estar seguros que cuidaremos bien de su marca y de ustedes.

- Ha sido un placer haber cerrado este trato con ustedes.- Cain estrechó su mano.

- Por favor extiendale mis saludos y mis más sinceros deseos de pronta recuperación a su padre.

- Eso haré.

- Espero que tenga buen día.- Se dio la vuelta.

- Joven Wang...

- Por favor no es necesario que use honoríficos conmigo. Llámeme Yibo.

- ¿Cree que me podría regalar un momento de su tiempo?

- Por supuesto.- Sonrió.- ¿Le parece si vamos a mi oficina?

Cain siguió muy de cerca a Yibo quien lideraba el camino, mientras lo hacía observaba su espalda y su porte el cual era recto y elegante. No podía dejar de percibir cierta familiaridad en aquella imagen, era una sensación extraña e indescriptible.

Era como si aquella persona que caminaba frente a él no fuera ningún extraño. No se lo había dicho antes a Zhan para evitar que este se enojara pero aquel primer encuentro con Wang Yibo lo había llenado de dudas y curiosidad.

No entendió porque en aquel momento cuando se encontraron y está persona lo abrazó mientras lloraba en sus brazo un fuerte deseo de responder ese abrazo y llorar junto a él afloró. Quizás se había sentido conmovido ante la acción, no lo sabe con certeza, sólo sabe que aquella duda aún no ha desaparecido.

- Aquí podremos hablar tranquilamente.- Lo invitó a sentarse.

- No le quitaré mucho tiempo.- Tomó asiento.

- ¿Quiere que le sirva algo?.- El asistente sonrió.

- Trae dos cafés.- Yibo se desprendió de su saco.- Sabes como tomo el mio y para el joven Song que no sea muy cargado y tampoco muy dulce.

- De acuerdo.- El asistente se marchó dejándolos solos.

- ¿Como sabía que me gusta el café de esa forma?.- Cain se quedó viéndolo.

- Quizás en nuestra otra vida yo solía prepararte el café.- Sonrió.- En realidad lo supuse, soy 4 años mayor que tu así que mis gustos son digamos que más fuertes.

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