La astucia del León.

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- Gracias por haberme traído.

- No tienes que agradecer.

- Bueno.- Suspiró mientras veía por la ventana.-  Es tiempo de marcharme.

- ¿Por qué no fuiste directamente a tu casa?

- Es que...- Sonrió con un atizbo de vergüenza.- En realidad cuando me fui a casa de mis padres ni siquiera avisé, solo me marché y luego los llamé así que debo dar la cara y presentar mis disculpas.

- ¿Crees que estarás bien?..

- Lo estaré.- Asintió.

- ¿Necesitas que espere?.

- ¿No dijiste que tienes que pasar por la empresa antes de que está cierre?.- Observó su reloj.- Además ya está a punto de oscurecer así que aquí no hay mucho que hacer, solo pasaré, me reportare y luego regresaré a casa.

- Bien...- Asintió.- Entonces supongo que nos veremos luego.

- Si...- Sonrió.- Puedes pasar el cualquier momento para poder invitarte un café.

- Tendré pendiente la invitación.

- Bueno, ya es tiempo.- Descendió del coche.- Gracias Wang Yibo por haberme traído...- Sonrió con suavidad mientras se ruborizaba.- Gracias por todo.

- Ya te dije que no tienes que agradecer, ahora entra.

- Hasta luego.

Wang Yibo esperó pacientemente hasta que el joven pelinegro ingresara al café, luego de cerciorarse de que este había llegado a su destino encendió su coche y se puso en marcha.

Después del breve encuentro en la pequeña cabina del avión ninguno de los dos habló del tema. Como resultado del agotamiento y de la caída de la adrenalina ambos durmieron todo el resto del camino.

Esta era una de las pocas veces en las que Wang Yibo podía cerrar sus ojos de forma pacífica sin ser perturbado por los recuerdos y los pensamientos, de alguna manera la presencia y cercanía hacia este Zhan habían logrado controlar la avalancha de pensamientos que terminaban a brumandolo.

Mientras conducía de camino a su empresa recapitulo lo ocurrido en la pequeña cabina de su Jet. Inconscientemente delineó su labio inferior con su pulgar al recordar aquellos besos y se estremeció con el repentino cosquilleo en su estómago al pensar en lo que ocurrió después.

Detuvo su auto cuando la luz del semáforo cambió a rojo y dejó su cabeza reposar por unos segundos sobre el volante, había cometido una gran locura, pero definitivamente había sido una deliciosa y grandiosa locura.

~~~

- Buenas noches.

- Buenas noches.- El hombre lucia preocupado.- Que bueno que llega joven Song.

- ¿Que sucede?

- El joven Fang no se encuentra.

- ¿Como?.- Se agitó.- ¿Dónde está?

- No lo sabemos.

- ¿Que carajos?.- Levantó la voz.- ¿Que no se les dio una orden? ¿No tenían que cuidar de él?

- Eso hacíamos, el joven Fang nos dijo que quería ir a comprar algunas cosas para la despensa, nosotros insistimos en acompañarlo y así fue, fuimos con él, pero se enojó porque lo estábamos siguiendo muy de cerca así que le dimos un poco de espacio.

- ¿Lo dejaron solo?

- Solo fue cuestión de segundos.- El hombre negó de forma repetitiva.- No se que sucedió.

RETURNWhere stories live. Discover now