Prólogo

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Es raro, ¿Verdad? Leer las historias sabiendo más que los protagonistas y no poder hacer absolutamente nada. Digamos que ese es mi trabajo, solo que no me pagan y no son solo historias. Son vidas. Y si el destino de una es terminar, tengo que encargarme de que nada interfiera con eso.

Déjame presentarme, querido lector. Soy El Brebjón. Probablemente no sabes qué es eso: en tu mundo no hay magia, o al menos, no como en el mío. Verás, yo lo sé casi todo.  Lo que debería de pasar. Presente, pasado y futuro de mi mundo: Vírra.  Con la ayuda de mis pequeñas ayudantes, mis habilidades y los objetos que tengo en mi taller, me debo de encargar de mi mundo. Los dones y responsabilidades que tengo son gracias a Suv, el dios de este mundo. En esta tierra, los humanos aprendieron a convivir con los seres místicos. Equilibraron la tecnología y la magia de una manera increíble.

Verás, hay doce reinos: Nosru. Kudú, Kaho, Bonvard, Kívu, Gaba, Gonnu, Pav, Ahod, Srin, Kuravu, Doh y, por último, Kadvav. Estos dos últimos tienen una gran rivalidad y en ellos se desarrollará esta historia.

Antes de mí, ha habido millones de Brebjón. Yo soy el actual. Mi trabajo es hacer que todo siga su curso. He de asegurarme de que algunas cosas pasen y que otras no, para que el futuro se desarrolle como debe de ser.  Mi identidad es secreta, excepto para la realeza del reino en el que habito en esta vida. La cosa funciona así: Cuando un portador muere, el poder se transfiere a alguien que acabe de nacer en cualquiera de los reinos.  Yo soy el portador actual. Un habitante de Kadvav. Ahora es mi turno de vigilar todo, aunque en mi tiempo de vida pasarán tantas cosas, que tengo que apurarme antes de que se me acabe el tiempo.

No creerás que hago todo mi deber solo. Tengo unas… ¿Ayudantes?  Tengo hadas. Y muchas. Están divididas en tres categorías. Las hadas verdes: Ellas se encargan de que la fauna y flora tenga la evolución adecuada. Que no haya adelantos ni retrasos. No suelen estar mucho en el taller,  se enfocan en rodear Vírra e inspeccionar reino por reino; después están las hadas blancas: Ellas se encargan de la astronomía. Siendo el único Brebjón en mi mundo necesito cubrir todo. Eclipses, controlar los agujeros negros, que ninguno de los dos soles choque con el otro... Etc... Por suerte rara vez tengo que interferir yo, dado que mis pequeñas amigas se encargan de todo eso. Y, por último, está el hada de la muerte. Ya sé, vaya nombre, pero es la más importantes para mí. Dado que mi identidad es secreta y la necesito para el futuro, hay algunas cosas de las que no puedo encargarme yo mismo. Ya sabes, mover hilos para que se asegure todo. Eventos que tienen que pasar, puntos fijos. Sin ellos, una secuencia de sucesos y eventos se detendrían y sería un caos para el futuro. Solo existe un hada de la muerte, el primer hada que cree, mi primera y más fiel compañera: Vet. Para distinguirla de las demás, usa un vestido negro. Es la única que lo trae.

Si un día llegas a verla, te aconsejo ir al lado contrario de donde vaya. Porque solo la envío para ocasiones en las que pasan cosas no tan… buenas, como muertes o catástrofes. Mientras no pase nada del estilo, está a mi lado todo el tiempo y me ayuda con cosas más triviales. Por suerte después del siguiente evento, yo me encargaré de lo demás y no tendrá que exponerse más de lo que ya lo va a hacer. ¿Iniciamos con la historia?

 

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Where stories live. Discover now