20

44 40 0
                                    

*Rubén*

Estaba sentado en una silla, esperando. Esta noche había estado tan cerca de que Amaris encontrara el lugar, de que nos conociéramos. ¡Era tan frustrante! Llevaba tiempo planeando las cosas, viendo los hechos y era algo difícil hacer que ella coincidiera con las luces y tuviera la curiosidad suficiente para seguirlas... No tenía contemplado que Abdul viniera justo hoy, pero tal vez había sido una buena coincidencia, se habían conocido, y tal vez eso sería positivo. Aunque no podía arriesgarme demasiado.

Tocaron la puerta del lugar y dí un leve brinco en mi asiento, me había sumergido demasiado en mis pensamientos.

— ¡Pasa! —grité mientras me paraba y me acercaba a una pequeña chimenea que tenía en frente. Ese pequeño espacio en todo mi taller donde podía descansar. La puerta se abrió y contemplé a Abdul. Primero se asomaron sus dedos sosteniendo la puerta y luego su cabeza buscándome con la mirada. Sonrió al verme y entró al lugar. Le devolví la sonrisa, ese niño era de las pocas personas que me importaban realmente. Vet entró volando y desapareció al irse al segundo piso. — ¿Quieres algo de tomar? — pregunté mientras tomaba una botella de hatte de una pequeña mesita que tenía al lado de la chimenea y me servía un poco en una copa. Mi mirada lo recorrió algo confuso, apenas hace media hora se había ido después de preguntar por su primo y salir corriendo antes de decir otra cosa al ver a Amaris deambular en la calle por la ventana.

— ¿Qué es eso? — me cuestionó y miré el contenido algo divertido. Le dí un trago y solté un suspiro.

— Hatte. Te ofrecería pero aún tienes quince años. — le expliqué un poco burlón, frunció el ceño haciendo que su nariz de arrugara ligeramente.

me reprochó y asentí con la cabeza dándole la razón. Se sentó en el suelo viendo la chimenea y me senté a su lado.

— Touché. Pero tengo suficientes responsabilidades en mis hombros como para actuar como uno —le respondí divertido. — ¿Qué te trae a este lugar tan tarde, Abdul? — decidí preguntarle finalmente. Aunque apreciaba su compañía, sabía que no venía a pasar el rato después de que ambos soles se ocultaran.

— Damon. — me dijo después de un rato. Le dí otro trago a mi copa, ya sabía por dónde iba el asunto — Está enojado contigo. ¿Por qué?

El silencio invadió el lugar, Abdul veía el fuego con determinación mientras que yo pensaba en una respuesta, ¿Cómo le decías a alguien que te admiraba algo así? ¿Qué sabías que una tragedia sucedería y que te quedaste de brazos cruzados porque tenía que pasar? ¿Qué sabías cosas que él no, y no debías hacer nada para evitarlas? Incluso si salían personas heridas, no importaba. ¿Cómo le explicabas eso?

— Tenemos unas cuantas diferencias de ideas. Yo sabía algo, él no. Me culpa por algunos sucesos. — le respondí finalmente. No me dijo nada, se quedó pensando. Hubiera dado demasiado por saber que era lo que pasaba por su mente.

— Sabías lo del bosque, ¿Cierto? — me replicó después de unos segundos. Me tomé un momento, pensando cómo sería mejor actuar. Asentí con la mirada y el menor se hundió de hombros — yo no te culpo. Sabes más que nosotros y tomas mejores decisiones que él. Las cosas pasan por algo, y tú te encargas de que todo vaya como debe ser. Sé que ayudaras a Damon a salvarse. Confío en ti. — soltó sin darle mucha importancia. Confiaba en mí. Una sonrisa salió de mis labios y le di otro trago a mi hatte terminándome el contenido de la copa.

— ¿No te importa que supiera que alguien iba a morir?

— Sé que tienes consecuencias si interfieres... — el silencio se hizo notorio. Sabía a qué se refería. Hace años, él debía morir. En el accidente con sus padres. E interferí. Las consecuencias por hacer eso no fueron nada agradables, pero había valido la pena.

— Sí, pero tú no te preocupes por eso, déjaselo a los adultos. — le contesté tratando de cambiar el tema con un poco de humor. El menor sonrió divertido y me dio un leve empujón con el codo mientras me paraba a dejar la copa en la mesa.

— Hay otra cosa de la que quiero hablar... — me confesó y lo miré intrigado, su voz sonó algo insegura.

— Por favor, dime. — pasé mis dedos por la mesa y lo seguí mirando.

— Damon quiere matarlo. — sentenció. Tensé la mandíbula un poco. — y lo voy a ayudar. Sé que no estás de acuerdo. Solo quería avisarte. — desvié la mirada a la copa y sonreí irónico.

— No, no lo harán. — me limité a decir. Caminé a las escaleras que estaban pegadas en la pared y daban al segundo piso. Las subí y miré el taller. Las luces estaban apagadas, y no las prendería en ese momento. Vet se acercó a mí y me dio un pequeño frasco y volví a bajar. Pude ver la cara de molestia de Abdul.

— Lo haremos, y sería más fácil si nos ayudas. El plan es bueno... — tartamudeó. Iba en serio — sé que no estás de acuerdo, pero... Podría funcionar. Tiene una buena idea, usaríamos el veneno...

Noté la esperanza en sus ojos, en serio esperaba que lo ayudara con eso.

— No puedo hacer eso, pequeño. — le susurré, tratando de que entendiera mi punto — Sabes que hay consecuencias si interfiero en los asuntos sin que me lo ordene. Tú mismo lo dijiste. Sí las cosas salen mal, no podré salvarlos. ¿Entiendes eso? Sí las cosas salen mal, habrán consecuencias, y literalmente solo Suv sabe cuál será el precio que tendremos que pagar. No estoy dispuesto a arriesgar todo por la venganza de Damon. Sé todo lo que ha pasado, y lo entiendo, pero no es mi lucha. ¿Comprendes?

— Lo hago. — me replicó y arqueé la ceja, sorprendido — y no te insistiré, pero Damon lo hará. Y prefiero ayudarlo y que tenga éxito a no ayudarlo y que falle.

— Esta guerra con Torue será su perdición si sigue así.

— No si lo ayudamos.

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant