*Rubén*

Sentía la conexión con Suv. Ahí estaba. Habíamos dialogado, solo necesitaba un segundo más. Un segundo más. Estaba enojado, eso lo sabía. Había roto una de las reglas más importantes, pero no me iba a rendir tan fácil. Voces de Abdul y Vet llegaban a mis oídos, pero estaban lo suficientemente lejos para desvanecerse en el aire antes de que las pudiera procesar.

Estoy en un lugar oscuro. Todo es negro, el piso, las paredes, no hay techo, en su lugar se podía ver el cielo nocturno. La luna en el centro y las estrellas alrededor. No hay nada más. No hay nada más a excepción de mí. No podía ver a Suv. Sentía su presencia. Su esencia. Como inundaba mi cuerpo, la electricidad recorrerme. Ese sentimiento de no estar solo. Aquel lugar era un espacio conocido, ya que cada que llegaba a comunicarme con Suv por medio de mis sueños aparecía ahí.

— ¡Ya no sé qué hacer! — grité cansado. Cada segundo que pasaba en ese lugar mi energía se iba gastando — ¡Hago todo lo que dices! me encargo de que la línea siga su curso, incluso alejando mi propia moral para cumplir, pero mis amigos están en riesgo, y ya no puedo controlar aquello.

— Las cosas tienen que seguir su curso. El cosmos no tiene moral, la línea debe respetarse porque así son las cosas y no debes cuestionarlo. — escucho su voz en todas partes. Tenía varias voces. A veces pronunciaba algunas palabras con un tono femenino, a veces con uno masculino. Era imponente, pero a la vez calmada. Firme, pero con amabilidad. — Te elegí por muchas cosas, Rubén. Y has cumplido las expectativas. No arruines eso. Confía en el cosmos. Confía en mí.

— ¿Tener confianza? — pregunté incrédulo. En otro tiempo esas palabras me habrían callado, me hubieran convencido. Pero ya no. Necesitaba algo más que la fe para poder seguir. Necesitaba pruebas. — ¡Te he tenido confianza desde el día que nací porque soy el puto brebjón! —exclamé — ¡Y se ha comprobado cada vez! Pero, cuando te pido que tú tengas confianza en mí, en que sé lo que hago, te rehúsas. ¿Qué acaso no tiene que ser reciproco?

— Eres un niño, Rubén. —escucharlo decir mi nombre me hizo estremecer. — No entiendes la mitad de las cosas, crees conocer el mar entero cuando no te acercas a la orilla por miedo al agua. Y eso está bien, tienes dieciocho años. Te he dado una carga enorme, pero has aceptado cumplirla todo este tiempo. Si la línea se rompe, hay consecuencias en tu mundo. Como la muerte de Lucciene. O cosas peores. Y también hay consecuencias por usar el lazo para contactarme a tu voluntad. Conoces las reglas. No puedes jugar con el cosmos, con la línea. Habrán consecuencias severas y no las voy a detener. Tendrás que vivir con eso, brebjón.— la última palabra sonó a amenaza, a regaño. Agaché la mirada, avergonzado. Me había excedido, sí. Pero no dejaba de pensar que era la decisión correcta. — Tu trabajo es cuidar tu mundo. Mantenerlo en orden. No debes alterarlo. Los problemas de tus amigos, tus amigos no son nada a comparación con los cambios que estas generando.

Sentí el lazo debilitarse. Pestañeé y por un segundo estaba sentado en el piso con la vela, Abdul en frente de mí, asustado. Vet no estaba en mi panorama.

— Está molesto, sal de la conexión ahora. — advirtió Vet en algún lado.

— ¡Aún no! — grité cerrando los ojos, volviendo a la conexión. Necesitaba preguntar más. Entender.

— ¡Es suficiente! — escuché la advertencia de mi amiga a lo lejos.

— ¡Dije que aún no! —le reclamé. Volví a aparecer en el cuarto, solo que esta vez no había estrellas, todo era negro.

— Necesito respuestas que me ayuden. — murmuré. Sentía como mi energía se gastaba, cada palabra me costaba aún más que la anterior — ya usé el lazo, ya habrán consecuencias, conozco lo que puede suceder, pero ayúdame.

— No te voy a obligar a que obedezcas, pero tienes que saber que no importa lo que suceda, no te ayudaré. Lo que suceda será tu culpa. No importa el aprecio que te tenga o las circunstancias. — iba a seguir hablando, pero una luz me cegó. Venía de todas partes. Escuché un suspiro. Así de rápido como llegó la luz se extinguió — Se acaba de crear una nueva línea. Debiste escucharme antes. No se juega con el cosmos. Sé terminó la conversación. — escuché la voz de Suv en todos lados. Busqué con la mirada, tratando de ver algo más. Me di la media vuelta al sentir una mano en mi hombro. No pude ver más allá de una luz entre la oscuridad. Algo tangible pero intangible a la vez. Una mano era subjetivo. Era como una energía recorrerme, tocarme. Esa energía se dirigió a mi pecho, empujándome. Me senté en el piso mareado mientras los colores y los muebles de mi taller volvían a aparecer de golpe. Mi vista se dirigió rápidamente a las paredes. A cada una de las luces que se pegaban en las paredes. Esa era la consecuencia de haberlo contactado usando el vínculo. Mi mirada se cruzó con la de Abdul. Acababa de ponerlo en riesgo al pedirle que viniera. Que se quedara y que me cuidara, ¿Qué había hecho?

— Agáchate. — fue la palabra que logró salir de mi boca antes de que todo empezara a caerse y yo quedará inconsciente.  

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Where stories live. Discover now