*Amaris*

Mamá nos volteó a ver a todos. Uno por uno. Detuvo su vista en mí y suspiró. Me elegiría, lo sabía. Era la mejor guerrera. Y esto era personal. Demasiado personal.

— Tráiganme a Myrna Rolfe. — sentenció — Ella será la que se encargue de esta misión —arqueé la ceja confundida y volteé a ver al guardia que fue a buscarla. ¿Myrna?

Cuando salí de mis pensamientos, vi a mi madre levantarse de su asiento.

—Este consejo ha terminado, les avisaré cuando Damon haya muerto y tengamos vía libre para entrar a Kadvav. Thomas, llama a la chica para que se presente en quince minutos. Partirá mañana en la mañana. Hoy le enviaré el mensaje a Torue. Necesito su juramento de lealtad.

Sí que no perdía tiempo.

Mi mamá se alejó mientras yo comenzaba a caminar detrás de ella, tratando de alcanzarle el paso y finalmente logré detenerla en las escaleras.

— ¿Myrna? ¿En serio? — reclamé y me observó un segundo. No pude descifrar su mirada. — Mamá, no pongas a alguien que amo en peligro. Por favor...

— ¿Tienes alguna queja, Amaris? — preguntó y fruncí el ceño.

— ¿Qué si tengo una queja? ¡Claro que tengo una puta queja! ¿Por qué Myrna? ¡Yo debería de ser la que mate al desgraciado que me arrebató a mi hermana! ¡Él me quitó a la persona más importante en mi vida, madre! ¡Y ahora vas a enviar a mi mejor amiga con él! ¿Y si todo sale mal? ¡Ella moriría! — grité, estaba furiosa, pero al ver la forma en la que le hablé me tapé la boca de golpe con las manos y la miré.

— No vuelvas a usar ese lenguaje conmigo, que aparte de ser tu madre, soy tu reina. Muestra algo de respeto. — exigió molesta. Tenía la vena de su frente más marcada que nunca. Siguió caminando. Su hija acababa de ser asesinada, ¿Cómo podía ser así? Necesitaba ir yo...

— Yo debería de ir. — susurré furiosa. Tenía que ir yo. No ella. Yo era la que había perdido a su hermana, yo debía de hacer justicia. Yo era la que debía honrarla. No Myrna. Ella no tenía por qué arriesgarse.

—Te estoy protegiendo, Amaris. No puedo perder una segunda hija. Y tus emociones siempre te han nublado el juicio. No eres apta para una misión de esta importancia.

— ¡Soy tu mejor guerrera! — grité llorando — ¡Soy tu hija! Confía en mí para esto. Por favor... Necesito... Lo necesito. —sentí como se quebró mi voz al final.

— La respuesta es no. — sentenció y siguió subiendo las escaleras, pude ver como se quebraba antes de desaparecer de mi vista. Tensé la mandíbula y volteé al comedor, ya se habían ido todos los del consejo a excepción de Thomas y Myrna. Mi primo le estaba explicando el plan. Al parecer mañana saldría, y antes de partir juraría lealtad a Doh en frente de todos los representantes.

Apreté el puño y subí a mi cuarto. ¿Por qué Myrna? Sé que tenía miedo de perderme, pero yo podía con eso. Podía. Y lo haría. No dejaría ir a mi mejor amiga a una misión peligrosa y que yo debía de hacer, así que esperé a que anocheciera. Me enteré de que Torue había respondido al mensajero que había enviado mi madre casi de inmediato. Estaba de acuerdo en arreglar el problema de manera diplomática. Irían por la mediadora mañana al amanecer al bosque. Lo cual era perfecto, por qué tenía que prepararme para el viaje

Pasaron cuatro horas desde que el Segundo Sol se escondió, por lo cual todos deberían de estar dormidos, espero. Decidí dejar mi collar lunar en la cama junto con Lovel. Abrí la puerta lo más lento posible para que no rechinara dado que era de madera y cuando hubo un hueco lo suficientemente grande como para que yo pasara, me retorcí como gusano hasta que logré estar del otro lado de la puerta.

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Where stories live. Discover now