*Amaris*

Era hoy.

Hoy iba a encontrar al brebjón. ¿Cómo? Eso estaba viendo. Damon no estaba por ningún lado. Lo había visto en el desayuno, pero después de eso simplemente desapareció. Así que podía encargarme de encontrar al brebjón sin tener que preocuparme por ocultarlo. Tal vez él no mató a Aurora, pero tampoco era de confianza.

Según la carta de Nathan, tenía muy poco tiempo. Y ese poco tiempo ya había empezado a reducirse.

Estaba caminando por los pasillos del castillo, observando a los guardias, en especial a los que cuidaban las escaleras del segundo piso. Quería ir a la biblioteca. A aquel pasillo que visité la noche que fuí, en el que había un libro por cada brebjón. Tal vez quedaba alguno. O alguna pista que me llevará al actual. Sabía que cualquier libro con información útil había desaparecido desde que me había "aliado" con Torue y que no era coincidencia, pero no me mataba ir a checar de nuevo.

— ¿Qué es lo que quieres? — preguntó uno de los dos guardias que estaban a los lados de las escaleras. Su mirada era indiferente, fría. Suspiré algo acostumbrada al trato que recibía de parte de todos en el castillo. Si tan solo me volviera a encontrar con aquel niño que me afirmó que Damon era inocente del asesinato de mi hermana, la vida se me facilitaría mucho.

— Me gustaría subir a la biblioteca. Quiero un libro para pasar el rato. — respondí lo más firme que pude. El chico sonrió divertido.

—Pues tendrás que entretenerte con otra cosa, forastera. El segundo piso está restringido, muy pocas personas pueden entrar por el momento. Y tú no estás en la lista de acceso. ¿No deberías de volver a tu cuarto? Hay rumores de que mucha gente del reino te desprecia. — recitó las últimas palabras en un tono burlón, amenazador.

No dije nada más, me limité a echarle una mirada pesada antes de dar la vuelta y dirigirme a mi habitación después de memorizar su rostro. Podría ser un problema después. A estas alturas debía de cuidarme de todos si quería salir viva. Mientras caminaba de regreso, mi mente se centró en las palabras del guardia.

"El segundo piso está restringido muy pocas personas pueden entrar por el momento", pero ¿Por qué? ¿Qué había arriba en este instante como para restringir un piso entero?

Abrí la puerta del lugar y entré cerrándola de golpe. Ignoré a los tres guardias que estaban en la entrada del cuarto, vigilando. Estaban ahí desde lo que pasó con Lucciene. No podría escabullirme a la biblioteca hasta la noche. Tendría que encontrar otra manera.

Empecé a pensar en Torue. ¿Por qué esforzarse tanto en ocultar información? ¿Por qué quería matar a Damon? Su propia sangre, su hijo ¿Por qué tenía que hacerlo yo? Sacudí la cabeza. No tenía tiempo de pensar en eso. No tendría respuestas a eso en un futuro cercano, y no era las preguntas más urgentes. Sin embargo, me estresaban. Torue estaba interfiriendo en mi camino para seguir viva y conseguir las respuestas necesarias. Sin dejar atrás el hecho de que era mi sospechoso número uno como asesino de mi hermana. Si tan solo pudiera quitarlo... Alejarlo. O probar que él la mató... Algo.

Mi mirada se dirigió a Lovel, que estaba sentado en mi cama. Traía puesto mi collar lunar escondido en su espeso pelaje. Había decidido que era más seguro que él lo trajera, no yo. Si alguien veía mi collar, sabría mi identidad real. Y no podía arriesgarme, menos ahora que sabía que Damon también tenía el don de la luna. Él sabía que significaba el collar, después de todo tenía uno, y seguro estaba al tanto de quién más en el mundo tenía el mismo don. ¿Sospecharía algo ya con Lovel? ¿O no lo relacionaría aún?

Tenía que concentrarme en el brebjón. En encontrarlo. El tiempo corría, y cada segundo era importante. Tenía menos de una semana para resolver todo, y si encontraba al brebjón, podría aclarar muchas dudas. Sobre Kadvav, sobre mí y más importante: sobre mi hermana. Después de todo, por lo que había escuchado, el brebjón sabía el futuro y por ende el pasado, ¿no? Tal vez hasta podría ayudar en cuanto a la guerra contra Kadvav. Convencerlo de aliarse y no sólo asegurarme que sobreviva.

— Necesito encontrarlo, Lovel. — le murmuré al lobo — Hoy.

Me asomé a la ventana, no había nadie en el patio de entrenamiento. Miré el cielo. El Primer Sol estaba empezando a ocultarse y El Segundo Sol estaba en su posición habitual. No faltaba mucho para que anocheciera, tal vez dos o tres horas.

Decidí esperar.

Ser paciente. No impulsiva.

La opción más segura era ir a la biblioteca de noche. Rogaba encontrar alguna respuesta.  

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon