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*Amaris*

Estaba sentada en mi cama aguardando. Tenía que ser casi de madrugada para asegurarme que no hubiera nadie merodeando por los pasillos, aunque no conocía a la gente de ese castillo, suponía que sí dormían. ¿No?

Eran casi las doce de la noche. Lovel estaba tumbado en el suelo. Debía de estar cansado, él no era como cualquier lobo: había sido criado en el castillo y nunca lo dejábamos salir a cazar, no estaba acostumbrado a viajes tan largos. De pronto sonaron las campanas de la Daga,  marcando la media noche. Anoté mentalmente que debia ir allá alguna vez. Tal vez la sacerdotiza de Kadvav supiera algo...Volví a enfocarme en mi misión actual. Iba a hacerlo. De verdad iba a hacerlo. Primera regla que me establecían, primera regla que rompería, ¿ Por qué no? Todo sea por la información.

Abrí la puerta con cuidado. Despacio. Tenía el corazón en la mano. Salí de la habitación y le hice un ademán a Lovel para que se quedara justo en donde estaba. Al cerrar de nuevo la puerta, noté que en el techo seguía ese camino de luz, como hace rato. Daba hacia el comedor, pero esta vez se desviaba a la puerta principal. Ladeé la cabeza intrigada, pero decidí apegarme al plan: libros, información. Seguí caminando hacia las escaleras. Cuando llegué a ellas, pasé mi mano por el barandal tratando de armarme de valor.

Subí el primer escalón. El segundo. Tercero. Cuarto… Cuando llegué al final de las escaleras me quedé quieta. Tratando de que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Di unos pasos al azar y tanteé la pared. De pronto, sentí una puerta. Sostuve la manija, lista para abrirla, pero no pude. Claro que iba a estar cerrada. Miré al frente tratando de pensar que hacer, cuando vi un pequeño rayo de luz en el piso más adelante. Era otra puerta. Genial. Dije para mis adentros. Me dirigí a esta arrastrando los pies y la abrí despacio, al menos no tenía llave. La dejé detrás conforme caminaba. Era la biblioteca, y, para mi suerte, las luces estaban prendidas.

Era enorme. Las paredes eran de un empapelado verde oscuro, habían varios libreros con un título en cada repisa. Me acerqué un poco a los primeros y leí algunos títulos.La guerra de diez años. La historia de Virra. ¿Qué pasó con Srin y Ahod? No, esta no era.  Siguiente. Historia de la realeza de Kadvav. Eso me interesaba. Empecé a ver los libros. Encontré uno que se llamaba: La Familia Blackwood. Lo tomé interesada y le eché un ojo al índice: “Árbol genealógico” “Biografías reales” “¿Cómo llegaron al poder?” Sí, Me serviría. Lo tomé y seguí caminando. Miraba de reojo cada repisa. Estuve al menos tres horas revisando los pasillos. Había tomado uno titulado El Don De La Luna.  Tal vez me serviría para entender mis poderes y uno llamado Interpretación de los Sueños.  Seguí caminando. “Duendes y Elfos…”  “Velas aromáticas…”  “Brebjón…”  “Historia de Vírra…” Me detuve en seco y di unos cuantos pasos hacia atrás. Ese librero en particular era negro. Estaba casi vacío, tendría a lo mucho cuarenta libros. Tomé uno y contemplé la portada intrigada. 

Abdellah de Ahod

1567 – 1640

Oh por Suv. Eran los nombres de los brebjón de la historia del mundo, había una copia de cada libro en las bibliotecas de la realeza, solo que siempre faltaba uno en los reinos extranjeros, el de la generación del brebjón actual dado que era secreta hasta que este muriera, después se creaba una copia en el librero automáticamente. Eran libros mágicos, se creaban solos, aún era un misterio como pasaba eso. Tal vez ya tenían alguno con la información de nuestro brebjón. Un libro por cada uno. Tendría lógica ya que este era su reino. Debía de haber algo. Lo necesitaba para ya terminar con todo. Empecé a revisar los libros...Soledad de Doh 1640 - 1730.  Eulogio de Bonvard 1730 – 1800. Anna de Kaho 1800 – 1890. Me estaba acercando. Alexis de Kuravu 1970 2060. Me faltaba una generación más. Brahim de Srin 2060 – 2130…  Despues de eso pasaron ciento treinta años antes de que volviera a haber un brebjón.
Estaba a punto de leer el  último cuando escuché pasos acercarse y me di la vuelta de golpe. Alguien se acercaba... Me puse entre el librero y la pared con toda la velocidad que pude. Sentí como me sudaban las manos por cargar los otros libros.

Los pasos se acercaban más. Carajo. Cerré los ojos para tranquilizarme. Cada vez más cerca. De la nada todo se hundió en un profundo silencio.

— Quiero que cuides este piso un par de noches. — escuché la voz firme de Damon. Corté la respiración apenas llegó su sonido a mis oídos. — Mañana empiezas, ¿de acuerdo?

— De acuerdo... — respondió una voz, casi infantil, en susurro. Continuaron los pasos y el eco de sus pisadas se desvaneció conforme pasaban los segundos. Se cerró la puerta. Tragué saliva nerviosa. Esperé un par de minutos que me parecieron una eternidad y volví a mi cuarto.

Dejé caer todos los libros en la cama y los contemplé. Sentía que mis párpados se querían cerrar sin mi permiso, mañana comenzaría a leer, ¿Con cuál podría empezar? Los dejé en la mesita de noche mientras me tumbaba en el colchón. Mañana vería todo eso.

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Where stories live. Discover now