*Amaris*

Damon siguió cabalgando con total indiferencia ante su pueblo. Takao iba detrás, sin dirigirnos una palabra. Cuando salimos del mercado, noté que habían demasiadas flores Banva que relajaban el ambiente con su música a los alrededores. Cada que una persona veía a Damon, se inclinaba antes de seguir su camino.

- Cuando lleguemos, saldré un rato, tú encárgate de ella. -explicó como si yo no estuviera detrás de él. - Es tu problema ahora.

- En realidad soy tú problema. - corregí, me volteó a ver de reojo y no dijo nada más. Así que aparte de asesino, cabrón. Combinación perfecta.

Takao nos rodeó con su caballo y se adelantó a toda velocidad, ignorando por completo la petición de Damon. Tuve el impulso de preguntar a dónde había ido, pero decidí callarme. Dirigí la vista al horizonte que nos quedaba detrás. El Primer Sol ya estaba un poco más arriba y el Segundo lo seguía. Todo era diferente, no sabía explicarlo, pero se sentía diferente. El ambiente... el lugar era hermoso pero las miradas de recelo me hacían sentir como una forastera (cosa que sí era), pero a la vez había algo en ese lugar... Algo que me hacía sentir extraña. Tal vez solo eran los nervios.

-Llegamos al castillo. - me informó Damon. Las rejas se abrieron lentamente. Había un jardín, muy parecido al de Doh, solo que el pasto era morado. Su nombre era Boptov. Era un tipo de césped que solo crecía ahí. Había un campo de entrenamiento detrás del castillo. El castillo era blanco a excepción de las torres, que eran de ladrillo negro. Tendría aproximadamente dos o tres pisos. Las puertas eran de madera color hueso. Muy bonito. Los establos estaban a un lado. Nos dirigimos a ellos cuando entramos, miré el lugar, habían varios caballos de distintos colores y tamaños, incluso estaba el de Takao. Damon se bajó del suyo y yo detrás de él. Abrió la puerta de uno de los establos y metió al animal mientras lo acariciaba levemente.

Ahí caí en cuenta de que había perdido de vista a Lovel. Sentí un pequeño infarto aproximarse, me di la vuelta en mi propio eje preocupada. Una ola de alivio me invadió al verlo entrar en los establos. Me hinqué y lo abracé. En serio me había asustado.

- Es un compañero algo peculiar, ¿No? - reprochó el chico mientras cargaba una cubeta de agua desde una esquina hasta donde se encontraba su caballo. Parecia que no le costaba nada de trabajo, la habíía tomado con un solo brazo.

- Me cuida. Y yo a él. Es fiel. - le expliqué con voz fría. Hizo una mueca para restarle importancia, pero lo miró con supiscacia antes de cerrar la puertita de madera para encerrar a los caballos.

- Te voy a presentar a mi padre mañana y él te va a explicar todo.. Espero que no te quedes mucho tiempo. No tienen pruebas sólidas, así que tal vez te regrese mañana...

- Sí hay pruebas. - lo interrumpí firme. Me volteó a ver confundido mientras se recargaba en la puerta. Tragué saliva. Hubo un momento de silencio.

- Por favor, dime que pruebas. - habló burlón. - ilumíname. -sentí una punzada de odio y rabia al oír el sarcasmo en su voz.

- Tenemos un testigo...

-No hubieron sobrevivientes. - me cortó de golpe.

- Tenemos un sobreviviente. - le reproché, era yo.

- No hubieron sobrevivientes. - insistió. Había un toque de ¿miedo? ¿tensión? en su voz.

- ¿Y cómo lo sabes si se supone que eres inocente? - este me iba a responder pero se trabó antes de iniciar la frase y frunció las cejas irritado.

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Where stories live. Discover now