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*Amaris*

De niña había escuchado muchas historias sobre Kadvav. La mayoría provenían de mi hermana, claro. Aurora me había contado demasiadas. Una de ellas, mi favorita, describía al reino como si fuera de otra dimensión: sin color, sin vida, sin alegría. Me había quedado con esa idea. Pero todas mis expectativas y prejuicios se fueron al traste cuando esas dos puertas se abrieron. Era hermoso. Muy hermoso.

Las murallas que lo rodeaban eran altas y robustas, construidas con piedras de gran tamaño. Se podían ver los campos que rodeaban Kadvav y se terminaban mezclando con el bosque. Las calles eran empedradas y sinuosas, lo que las hacía parecer un enorme laberinto. En el centro del reino se encontraba el castillo. Era un edificio imponente. No podía ver los detalles desde donde estaba, pero parte de mí se moría por indagar.

Había un montón de gente, las personas corrían de un lado a otro apuradas. Habían varios puestos de comida y artesanías en frente de las casas. Casi todos los puestos eran lonas verdes y amarillas con palos de madera sosteniéndolos. Una señora estaba peleando indignada con un vendedor de frutas. Hablaban todos a la vez. "¿Cuánto por esta trampa para duendes?" "¡Por Suv, Cien Kads por solo por una alfombra!" A lo lejos estaba el resto del reino. La mayoría de las construcciones eran de mármol y vidrio, de un piso o dos, las casas eran circulares, y, al fondo se podía ver parte del castillo. Las calles estaban empedradas, por lo que casi me caigo cuando el caballo avanzó. De pronto, todo quedó en silencio, excepto las plantas Banva que estaban tocando una melodía suave que se perdía con el viento mientras se agitaban. Había leído sobre ellas, pero jamás visto. Eran hermosas. Parecían una bolita de algodón morada, pero cuando el viento chocaba con ellas, sus pétalos se alborotaban y se asemejaban más a una rosa. Sentí que algo pasó a mi lado, era un hada, era esa hada, la misma. Se fue tan rápido como llegó. No tuve tiempo de reaccionar. Todos nos voltearon a ver, algunos murmuraban en lo bajo. Me sentí incómoda. Damon obligó al caballo a que siguiera su camino. Mientras pasábamos, las personas más cercanas se inclinaban ante nosotros, miraban a Damon con respeto, mientras que a mí me dedicaban miradas de odio.



Estaba sentado en el sillón del taller, tenía en la mano un pequeño frasco de vidrio, en este se hallaba una pequeña luz verde. Me paré y lo coloqué en la cubeta, esta subió y desapareció de mi vista cuando se adentró en el segundo piso. Estaba a punto de subir las escaleras y terminar el trabajo cuando lo sentí. Ese pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo. Había llegado. Recargué mi mano en la pared y cerré los ojos, buscando la conexión con Vet. Leah estaba en el jardín real de Nosru... Granger en el castillo de Doh... ¡VET! La encontré. Esta estaba pasando al lado de Amaris. En verdad estaba aquí, cada vez se acercaba más el momento.

Abrí los ojos y sacudí la cabeza, mareado. Cada vez faltaba menos tiempo... Tendría que conocerla pronto. 

El Reino De Kadvav: Mi Secreto (#1) [En Curso]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin