Introducción

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1975

Una tragedia acababa de golpear a los Burton. El joven Scott, de tan solo dieciséis años, había fallecido por un aneurisma cerebral. Ray y Jan, junto a su hija Connie, lloraban desconsolados, más aún la segunda, que en el momento de arrojar la tierra sobre el féretro, se desmayo antes de poder dar unas palabras. Ray acompañó a su esposa y la ayudó a despertar junto a otros miembros de la familia, pero Cliff, el menor de sus hijos (con trece años) contemplaba el ataúd en shock, a su hermana le salían las lágrimas pero no a él puesto que aún no podía creer lo que acababa de pasar, él creía que la gente solía morir luego de los ochenta o una vez que ya sus nietos nacían..., esto era un error, no podía ser.

Intentando ser disimulado se apartó y se refugió junto a un árbol con la esperanza de que nadie lo viera, lo logró, sólo que una sola personita lo notó. Se trataba de Hazel Everly Carter, su amiga de la escuela.

-Cliff... -Se le acercó y éste se ocultó más para que ella no pudiera verlo llorar.-Oye... -Se acercó más y lo tomó del brazo con delicadeza -, no te escondas, está bien llorar.

-Vete -Le dice para sonar grosero, prefería que ella se alejara lo más rápido posible. Sin embargo, Hazel optó por colocarse a su lado y abrazarlo.

Lo sintió temblar sobre su hombro mientras ocultaba su cabeza como podía, su amiga lo abrazó más fuerte y lloró junto a él hasta quedar los dos en cuclillas bajo ese árbol, aún fundidos en aquel abrazo y sollozando.

-No lo olvidaré... -Dijo él entre lágrimas -, lo daré todo por él.

-Lo sé, lo sé... y no estarás solo -Lo calmaba ella mientras secaba sus lágrimas.

-Él..., él quería tocar el bajo..., ahora yo lo haré.

Hazel lo miró con atención, hasta el momento el sólo tocaba el piano.

-Lo haré por él..., daré lo mejor de mí por él.

Ella no se atrevió a contradecirlo, no le parecía el momento, así que sólo volvió a abrazarlo y consolarlo.

Siete años después – 1982

Cliff había comenzado a tocar en una banda de nombre Trauma desde hacía varios meses. Tal como lo había prometido, sus habilidades con el bajo eléctrico eran geniales, se hizo con un pedal para darle cierto sonido particular similar al de una guitarra eléctrica. Para evitar molestar a sus padres con la música solía ir a casa de Hazel, específicamente a su garage, donde los dos componían y pasaban un buen rato tomando cervezas. Desde siempre, ella lo acompañó a sus presentaciones y le gustaba decir que era su primera admiradora.

Ése día, Trauma se presentaba en la inauguración de un nuevo salón de deportes para la Universidad de Castro Valley en donde Hazel estudiaba, y gracias a ella pudieron conseguir ésta oportunidad. Sin embargo, la mayoría de las personas no estaban preparadas para un sonido así. Los profesores allí presentes se alejaban para evitar quedar sordos, otros simplemente hacían muecas, y sólo pocos alumnos disfrutaba de lo que oían. Hazel estaba detrás de todo recostada a una pared junto a dos de sus amigas que no comprendían su gusto musical.

-¿Es increíble, no? -Les pregunta a sus amigas refiriéndose a Cliff que hacía headbanging mientras tocaba, pero ellas creyeron que se refería a la música en general.

-Si tú lo dices -Le responde una encogiéndose de hombros.

-Es puro ruido ¿De verdad tus padres soportan eso todo el tiempo? -Le pregunta la otra que estaba al tanto de los ensayos en el garage.

-No tanto, últimamente estamos colocando maples para que no puedan escucharnos.

-¿Y tampoco se escuchan entre ustedes? -Bromea la morena y su amiga rubia se ríe.

For Whom The Bell Tolls - (Cliff x OC)Where stories live. Discover now