{CHAPTER ONE} Fear Ruins Life

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||EL MIEDO ARRUINA LA VIDA||

||EL MIEDO ARRUINA LA VIDA||

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El dolor lacerante me despertó, era de noche. La luna seguía en lo alto y era lo único que iluminaba la habitación a través de la ventana. Al estar en casa no contuve el dolor y grité, era un dolor horripilante, no solo me lastimaba y quemaba como otras veces este era peor, sentía mis huesos fracturarse y mi piel incendiarse. Mis uñas se clavaron en el colchón, posiblemente desgarrando las sábanas, sentí tanto dolor que quería morir para que parara. Un hombre alto de escaso cabello que apenas sobresalía en un tono marrón y ojos color avellana abrió la puerta de mi habitación de golpe; usaba un pantalón corto holgado de color gris con franjas verdes y una camiseta blanca holgada, seguía en pijama. Detrás de él venía un perro Husky casi cayéndose por el suelo de madera, sus ojos azules llenos de terror, Beagle, como lo había nombrado, no era un perro común, sino que era una Quimera de mi planeta, capaz de transformarse en cualquier animal. La mirada del hombre que se llama Marcus se posó en mi con suma preocupación, llevando su mirada hacia mi pierna, la estaba tomando como si quisiera arrancarla del dolor que sentía, mi espalda daba arcadas mientras me balanceaba de un lado a otro, jamás había sentido algo igual. Mi cuerpo sudaba por la desesperación y el dolor que me causaba la próxima cicatriz, el número Cuatro estaba por ser asesinado. Marcus, mi cêpan se acercó a mí sin saber que hacer. De repente el dolor comenzó a disminuir, me aferre al brazo de Marcus quien no dudo en abrazar, segundos después no aguante y caí en la oscuridad.


Al despertar, era de día. Los acontecimientos de la noche anterior no tardaron de llegar a mi mente. Estaba arropada bajo mis sábanas blancas y mi edredón azul claro, seguramente había sido Marcus. Me quito las sábanas y el edredón de encima, solo para ver mi pierna y ver la cuarta cicatriz, el cuarto símbolo Lorien indicándome que el número Cuatro de los guardianes había muerto. Siento tristeza por saber que cada vez quedamos menos de nosotros. Para mi sorpresa no veo ningún símbolo nuevo, pero me parece imposible, desesperada por respuestas miro a mi alrededor. Mi cuarto era sencillo pues a pesar de tener dos años en Beacon Hills, siempre había la posibilidad de tener que huir rápidamente, por lo que además del ordenador que estaba en el escritorio en el otro lado de la habitación frente a mi cama, el armario con ropa al lado de la ventana y mi baúl con algunos objetos que me habían sido regalados en el pasado, no tenía más pertenencias. En la orilla al lado del escritorio tenía una hamaca de columpio de bambú sostenida de una cuerda. Había una mesa de noche con una lámpara, que no decidí encender pues la luz del sol alumbraba perfectamente mi cuarto de paredes beige claro. El despertador que también estaba en la mesilla marcaba las ocho y media de la mañana, tal vez no tendría que ir a la escuela pues mis clases iniciaban a las nueve y media. Junto a la puerta estaba Marcus dormido en una silla de madera recargado sobre la pared, casi roncando y con la boca abierta. A sus pies se encontraba Beagle dormido en su forma de Husky.

SOY EL NÚMERO DIEZ °Legados de Lorien x Teen Wolf°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora