Vinimos diez a la Tierra.
Tenemos el mismo aspecto que ustedes. Hablamos igual que ustedes. Vivimos entre ustedes.
Pero no somos como ustedes.
Podemos hacer cosas que solo puedes imaginar. Tenemos poderes con los que solo pueden soñar. Somos más fue...
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Nuevo México.
He llegado luego de varios días a Nuevo México, luego de haber tenido una visión donde estaba John con otro Número aquí. También he visto a cuatro Números más, aunque no sé con exactitud qué pasará... solo siento que algo gordo sucederá y necesitaremos toda la fuerza que podamos usar.
Sé a través de las visiones que he tenido que Seis ha logrado encontrar a Siete y Ocho, además de a otra chica, una que venía en la segunda nave de mis visiones tiempo atrás. Y que por alguna razón, Seis no está con ellos ahora. John, Marcus y Nueve siguen juntos, y al parecer la tableta lórica que encontramos en Paradise, es un GPS de los demás Guardianes y las naves.
Siguiendo todo eso, y una voz en mi interior que me indica como si fuese un sexto sentido a donde ir. No soy buena conduciendo automóviles, el único que he conducido es el jeep de Stiles y algunas veces la camioneta de Marcus, pero jamás en carretera. Se me facilitan más las motocicletas. Es por ello por lo que Beagle va en el bolsillo de mi jersey mientras conduzco una Fat Boy de Harley Davidson color negro que manteníamos guardada en el garaje de nuestra casa en Beacon Hills.
Contemplo los campos sembrados de largas hileras de maíz e intento imaginar qué aspecto tendrán desde el espacio. No puedo dejar de pensar en que nuestra nave nos espera en algún punto del desierto de Nuevo México. Después de tantos años huyendo, escondiéndonos y entrenando, todas las piezas van encajando: los miembros de la Guardia han desarrollado sus legados y se están reuniendo, Setrákus Ra ha llegado a la Tierra para luchar y, cuando todo haya terminado, tendremos una nave para regresar a Lorien. Siento que cada vez estoy más cerca. Imagino cómo debe de ser reunirse con todos los miembros de la Guardia, algo que llevo mucho tiempo prohibiéndome. Miro el horizonte. Noto la cabeza lúcida, abierta a todas las posibilidades. Es una sensación agradable. Y es entonces cuando oigo un eco tenue, la voz de una chica en mi cabeza. Al principio me llega lejana y entrecortada, como una mala señal de radio, pero poco a poco va ganando nitidez.
«¿Diez? ¿Número Diez? ¿Me oyes?»
Joder. Me toma desprevenida la voz. Doy un volantazo hacia un costado, y me arrojo a un lado de la carretera junto a mi mochila donde guardo todo lo que necesito, incluyendo mi Cofre. La tierra me raspa el traje de motociclista que uso por seguridad, y mi cabeza rebota con rudeza debido al casco.
Miro a mi alrededor, pero salvo mi motocicleta tirada al costado de la carretera, me encuentro completamente sola. La única explicación lógica es que haya sido telepatía, pero sé que no es de Beagle pues la voz era de una chica.
«¿Número Diez? Soy Once, ¿me oyes? Puede que esto no sirva de nada: no sé si estoy hablando con alguien. Igual nunca averiguaré cómo hacerlo, sin Crayton»
