Capítulo 6

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Thomas

Estoy recostado en las raíces de un árbol del patio de la escuela, charlando con algunos compañeros del equipo de rugby sobre el partido que vamos a tener para inaugurar la temporada de nuestro último año en secundaria. Algunos necesitan sobresalir para ganarse una beca en la universidad. Ese no es mi problema, ya que todas las que me ofrecieron, fui rechazándolas. Soy consciente de que debo tener un título en algún momento, no apliqué todavía para ninguna porque estoy esperando a que Elizabeth se decida a estudiar lo que el padre le propuso, contabilidad; y luego, se ponga de acuerdo conmigo para asistir a la misma Universidad. Me decidí por administración de empresas, solo porque mi sueño es expandir mis locales, contratando los mejores tatuadores del mundo, si es posible, y yo solo ejercer cuando es absolutamente necesario. Haríamos un excelente equipo con mi amiga.

Amiga que, en este momento, está saliendo con sus libros en la mano y una mochila colgada en uno de sus hombros. Me ve desde lejos y me dedica una sonrisa radiante y se sonroja al instante, cuando la manada de lobos hambrientos, conscientes de su virginidad, se le acercan. Aunque Christian deja la charla que teníamos y rápidamente va a su encuentro para poder marcar territorio, demostrándole a todo el puto colegio que es suya, cuando le da un beso sin ningún tipo de restricción.

El timbre suena y nos hace recordar que todavía tenemos una hora más de estudios. Mi concentración en la clase, se va a la mierda cuando Ava, que está sentada junto a mí, posa su mano en mi entrepierna, enviándome un mensaje a mi celular preguntándome si nos podíamos ver a la salida. Hago un gesto afirmativo con la cabeza, y Elizabeth, que está sentada detrás, me empuja la nuca haciéndome voltear.

— Te está preguntando algo el profesor, idiota. — Masculla entre dientes.

— Señor Collins, estamos esperando su respuesta. — Me dice serio.

— Perdón, profesor Parker, no puedo pensar cuando estoy rodeado de mujeres hermosas.

Toda el aula ríe y los hombres me alientan, literalmente estoy rodeado de chicas y sé que la que está al lado mío se sonroja creyendo que la voy a delatar, pero me llama la atención el "uff" a mis espaldas, como un gesto molesto.

— Lo entiendo, le preguntaba que opina del último mito que leímos la semana pasada. — Sé que lo tengo en algún rincón de la mente porque lo debatimos con Elizabeth.

— Que el amor lo arruina todo. — Le contesto, rápidamente intentando zanjar la conversación.

— O sea, según usted, el amor de Orfeo hacia Eurídice arruinó su talento. — Me afirma el profesor.

— No solo su talento hacia la música, sino también lo arruinó para otras mujeres. — La clase rompe a carcajadas con mi punto de vista.

— Eso no hubiera pasado, si hubiera confiado lo suficiente. — Refuta mi amiga por lo bajo.

Me volteó, esta niña tiene que aprender que no puede ir confiando en todo el mundo.

— Estás diciendo como si él no hubiera hecho nada, como si se hubiera quedado con los brazos cruzados. Bajo hasta el inframundo por ella.

— Y volteó antes de la cuenta, la impaciencia volvió a hundir a Eurídice, por eso él no se perdona y sucumbe en la depresión.

— Sí, y luego lo matan, y son felices para siempre en el infierno. — Nuestros compañeros y hasta el mismo profesor, no dejan de mirarnos, primero a uno, luego al otro.

— ¿Qué te molesta más, Thomas? ¿Qué Orfeo se haya enamorado o que no haya superado la muerte de su amada? — Interrumpe el profesor, poniendo paños fríos entre mi amiga y yo.

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