Capítulo 7

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Elizabeth

28 de marzo del 2021

Querido diario:

No te imaginas lo que pasó, ni yo pensaba que esto me iba a suceder alguna vez. Necesito dejarlo acá plasmado. Fuego. Literal. El otro día incendiamos la cocina, Thomas y yo. Al principio creí que estaba jugando conmigo para hacerme sentir intimidada, pero cuando lo acerqué y vi como estaba y como se contenía, casi muero de un paro cardíaco. Me puso la excusa de que es hombre. Como si eso fuera el único escape que tiene el sexo masculino, cuando se excitan con cualquier cosa.

Bueno, yo había planeado perder mi protectora capa en el viaje de egresados. Y, ¿Adivina qué? Ya estamos a pocos días de irnos. ¿Con quién la voy a perder? Está de más aclararlo. ¿Cómo? No tengo ni la menor idea.

Muchas de mis primeras veces fueron con mi mejor amigo. En serio, parece mentira, pero te cuento.

Mi primer piquito, esos de apoyar los labios rápido. Fue una vez jugando a la botellita con chicos del barrio. Ese juego consiste, en sentarse todos en ronda, acostar una botella en el medio y girarla, primero apunta a uno y luego apunta a otro, los dos señalados tienen que besarse, no importa a quién le toque, es el beso o que te hagan una prenda que puede ser cualquier cosa. Él se metió para ver que estábamos haciendo y la botella, nos apuntó a los dos en un momento y lo hicimos.

La primera vez que me metí a una piscina fue porque él me empujó y me enseñó a nadar.

El primer beso así con lengua y todo, fue la vez que le saqué de encima a una chica que no hacía otra cosa que perseguirlo y dejarle dentro de su mochila unas notas muy subiditas de tono.La primera vez que me subí a una montaña rusa, mi primer tattoo, mi primer sueldo, mi primer baile, mi primer trago, etc. Tuve muchísimas primeras veces con él, aunque no sé si está enterado. Y, después de hacerlo, era más fácil hacerlo con otras personas.

O sea, en pocas palabras, con mi amigo perdí los primeros miedos y después lo pude ir reemplazando. Así que, no es tan descabellada mi teoría de tener sexo por primera vez con él. Su cuerpo responde. Después de eso hago como si no paso nada, como tantas otras veces y listo. Lo saco de mi sistema y ya estoy disponible para otras experiencias.

Dentro de todo es a la única persona que le tengo confianza y sí, sé que es extremista y también hay una voz dentro de mi cabeza que dice que no lo haga, que no está bien, que eso corrompe todos los límites de la amistad. Pero, la realidad es que lo que logró hacerme sentir Thomas con cinco minutos de cercanía, nadie, pero nadie, me hizo sentir de esa manera. Sentí que me quemaba, literal. Que mi cuerpo lo necesitaba, lo anhelaba y ni siquiera me besó.Christian se va a tener que esforzar un poco más, al parecer.

Esto de ser la virgen del colegio ya no me agrada, para nada. Están todos ahí a la expectativa, jamás tuve tantas invitaciones a salir. En parte, me divierte ver como se arrastran como si yo fuera un trofeo. Por otra parte, las constantes miradas y habladurías de las chicas de mi curso y de otros también, me alteran. Claro, tengo a Thomas respirándome en la nuca todo el día para que nadie se acerque, salvo mi novio y solo porque es algo oficial. Tengo a Christian, uno de los más deseados del colegio, como un perro detrás marcando territorio.

A Mar y a Alice les causa gracia, pero a mí ya no me está gustando nada de esto. Se meten en la intimidad de uno, mandan mensajes a cualquier hora y fotos de todas las clases. Ni hablar de las cosas que te dicen cuando llevas ropa ajustada o algún escote. No puedo mostrarle esas cosas a Chris y mucho menos a Thomas. Porque la única vez que le mostré una foto atrevida que me mandaron (un pene erecto) con un mensaje que decía que estaba pensando en mí, al otro día el chico apareció con un ojo morado. Y, aunque mi amigo no me dijo que había sido él, tampoco me lo negó cuando le pregunté.

Por otro lado, ya tengo todo empacado para el viaje. Recién ahora me está tocando el bichito de la emoción. Llevo hasta un vestido y zapatos altos, cosa que nunca uso porque me hace sentir incómoda esa clase de atuendos, pero no sé que deparará el destino.

¿Exámenes? Al regreso del viaje para cerrar la última etapa del año escolar. ¿Mi casa? Limpia, totalmente sin ningún comestible que se pueda poner feo. ¿El trabajo? Thomas y yo ya estamos avisando que el local permanecerá cerrado hasta el 17 de abril y estamos trabajando horas extras para adelantar varios pendientes.

¿Mi tattoo de la rosa que te conté? Lo tuve que hacer en otro lado, porque Thomas se recontra negó cuando le especifiqué el lugar. Una pequeña rosa roja se divisa por arriba de la tanga y su tallo sigue más abajo. Me lo hizo una chica del centro de nuestra ciudad. Alice y Mar se animaron también a hacérselo, porque claramente me acompañaron y les gustó tanto que la denominaron "Tattoo de la amistad". Sacamos fotos y enseguida lo subieron a Instagram.

El primer revuelo por la imagen, obviamente, vino de mi amigo. Se enojó y hasta ahora no me habla del tema. Chris está extasiado con que quiere verlo en vivo y en directo. Y, mis amigas, lograron que ahora todas las chicas quieran tener algo parecido, así que esta semana, Thomas se encargó de hacer muchas flores en esa parte. Dicen que se llama "karma".

Lo más emblemático para dejar estampado acá fue la cara de mi mejor amigo. Estaba criticando mi tatuaje, agrandando y achicando la foto, diciendo que tenía imperfecciones. Le dije que lo arregle, su cara palideció cuando vio mis intenciones. Intenté mostrárselo para que no se deje guiar solamente por la foto y cuando comencé a bajarme un poco el pantalón deportivo que traía puesto, para que lo viera en vivo y en directo, salió corriendo de casa. Corriendo, literal. Ya lo va a superar, como lo del piercing en el ombligo.

Te voy a extrañar estos días, pero a la vuelta intentaré contarte todo con detalles. 

E


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Se viene... se viene... 🔥

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