Capítulo 9

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Thomas

La cabeza me estalla. Mi desnudez está cubierta con una sábana. Me siento en la cama mirando a Christian, que se encuentra en el suelo con vómito a su alrededor, pero por lo que noto desde mi posición, está respirando, más bien ronca con la boca abierta. Miro mi verga que me palpita como si me la hubieran presionado por horas y tengo una leve mancha de sangre seca. Me volteó inspeccionando las sábanas y ahí también encuentro un poco de este líquido, completamente seco. Salgo lo más rápido que puedo hacia el baño de la habitación y me inspecciono con detalle todo mi aparato masculino, pero no tengo ningún corte... Solo me duele la punta y siento un leve ardor cuando hago la primera necesidad de la mañana. Entro a la ducha y cierro los ojos. Mientras dejo que el agua caliente afloje mis músculos, fragmentos de anoche vuelven a mi mente.

Elizabeth bailando, Christian lamiéndola, la cara se me empieza a deformar, yo, mierda, yo. Cierro los puños a medida que los recuerdos avanzan y la ira se acumula en mi pecho, le pego tantas veces a las cerámicas de la ducha, que estas se rajan y sangre sale de mis nudillos. Salgo rápido y encuentro al idiota, ya despierto, sentado. Parece que intenta reaccionar agarrándose la cabeza.

— Mierda no vuelvo a probar éxtasis en mi puta vida. — Dice en apenas un susurro.

Lo agarro de los pelos, obligándolo a que me mire a los ojos.

— ¿Le diste a Eli lo mismo?

Me jura que no, pero me confiesa que tampoco se acuerda de nada después de estar bailando con ella en el boliche.

Mi cerebro no para de intentar procesar lo que está pasando. Salgo corriendo a verla, no está en su habitación, pero Mar sí, así que me comenta que mi amiga ha bajado temprano a desayunar. Corro al comedor por las escaleras, está detrás de la recepción del hotel y no tengo ganas de esperar el ascensor. Me doy cuenta de que solo estoy tapado con una toalla enredada en mis caderas, cuando los silbidos de las personas que me rodean, azotan mi cabeza y veo a Elizabeth riéndose y mirándome sonrojada.

Corro de nuevo a la habitación, para presentarme más decente. Me pongo solo un short, que es lo primero que encuentro y cuando llego al comedor, nuevamente, ya no está. La paciencia no es mi fuerte, así que pregunto en la mesa en la que la divisé, con cara de pocos amigos, me comentan que la vieron salir hacia la playa.

Las piernas, los pulmones y los músculos dormidos no me están ayudando, pero la alcanzo resbalando a su lado, tipo un tackle que se hace en el rugby y aunque no la tiro directamente, el agarre en su muñeca en el vuelo, hace que caiga sobre mí y nos empapemos con arena mojada. Se ríe de la situación y se tumba a mi lado.

— ¿Qué pasó anoche, Elizabeth? — Pregunto, tragando saliva.

— No lo sé, me acuerdo de haber tomado mucho tequila. Salir del boliche con Chris, llegar a su habitación, — Mis ojos se encuentran con los de ella que tienen una leve chispa — muchas manos sobre mí. Chris haciéndome el amor, yo en el suelo.

— Pero eso es imposible, porque cuando me desperté, yo era el que estaba desnudo en la cama y Chris desarmado en alfombra.

Ella finge sorpresa y empieza a tartamudear. Me siento en un segundo, sé que va a mentir, la conozco, ella imita mi postura.

La tomo de la cara y me acerco, pero se aleja parándose de un tirón y yendo hacia el mar, deteniéndose en la orilla. No me queda otra alternativa que seguirla y me acerco por detrás, quedándome a centímetros de su cuerpo, con ganas de abrazarla, pedirle perdón y llevarla hacia mi pecho.

— No, Thomas, entre nosotros no sucedió. Cuando me desperté yo estaba en el suelo y había otra chica más en la cama, acompañándote, que no reconocí. Me fui antes que se despertarán. Sí, te recuerdo bailando conmigo mientras yo estaba media alocada, tal vez también me diste un beso, — Ríe, pero sé que no está siendo sincera, al menos no del todo. — hasta que entró ella y automáticamente le diste toda tu atención, así que deberías estar tranquilo.

Querido DiarioTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon