Capítulo 11: no voy a jugar a la casita

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–¡Wúmíng!¡Levántate!¡Ya es tarde!¡Tienes que darle su clase a meng Yao!– el menor sacudía con desesperación al adulto aún dormido.

–wei ying deja dormir, ayer no pude dormir por recorrer el territorio toda la noche– cargo a infante y lo atrajo a su cuerpo en un abrazo con la esperanza que por fin se quedará quieto.

El infante al e escuchar las últimas palabras, miro con sorpresa a Wúmíng para luego mirarlo con felicidad.

–¿¡Cómo un héroe acechando a el peligro!?– sus estrellas en los ojos eran tan grandes y brillantes que Wúmíng no pudo decirle que no a su pequeño yo.

–Si Wei WuXian como un héroe, ahora déjame dormir– en realidad estaba buscando una vía de evacuación ya que había discípulos de túnicas moradas por todo el territorio.

–¡Okey!– sonrió alegré.

El mayor solo dio una sonrisa cansada y volvió a cerrar los ojos.

Después de aquella siesta Wei WuXian y Wúmíng se levantaron y bostezando caminaron desde su cuarto de invitados hasta la cocina donde la madre de a-yao estaba cocinando su desayuno para ellos

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Después de aquella siesta Wei WuXian y Wúmíng se levantaron y bostezando caminaron desde su cuarto de invitados hasta la cocina donde la madre de a-yao estaba cocinando su desayuno para ellos.

–buenos días meng shi– dijeron los dos amables.

–sonrisa– Ara, ya serían tardes maestro Wúmíng– dijo con un tono de burla.

–perdone la hora, pero no importa la hora aprender cultivo es indicado en todo momento– sonrió y la mujer asintió.

–oh no se preocupe, tiene suerte hoy maestro Wúmíng, ya que debido al gran avance que tuvo mi querido a-yao en su cultivo le dije que fuera a buscar a su padre ¡A lo mejor hoy sería este el día en que mi querido niño será reconocido!– la mujer miro a Wúmíng con determinación y luego tosió para luego tocarse el corazón, la mujer se reincorporo al recordar a sus invitados y su sonrisa apareció nuevamente en su rostro.....intentando ignorar el dolor.

Wúmíng estaba preocupado y solo miró con tristeza a la mujer.

–una doncella tan hermosa no debería estar cocinando para este par de vagos, permíteme ayudar– dijo Wúmíng antes de que le quitarán de forma amigable el cucharón que tenía en la mano la mujer.

–¡Oh no es ningún problema para mí, maestro Wúmíng!– hablo la dama y Wúmíng le asintió con la cabeza para indicarle a Wei ying que la llevara a descansar en un silla.

La mujer dio un risita y tomo la pequeña mano del infante para después descansar en una silla.

Wúmíng terminó el desayuno justo en su punto para ambos Wei, que era mega picante, los dos los devoraron y Wúmíng se limpio la boca para luego mirar a Wei ying y a meng shi.

–saldre unos cuantas horas, debo comprar unos materiales para enseñar a meng Yao –lucia serio.

La mujer y el infante hicieron una cara de sorpresa.

¡No soy una guardería!¡Solo cuido de mi!Où les histoires vivent. Découvrez maintenant