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—¡Azami date prisa!
La albina tironeo de la manga de su uniforme con más fuerza de la necesaria ignorando por completo la cara de aburriendo de la pelinegra, quien estaba ocultando un poco su fastidio.
—Adelantate tú, a mí me duele la pierna —trató de excusarse deteniéndose.
Senju infló un poco sus mejillas —¿Tanto odias estar conmigo? —preguntó soltando la manga de la alfa —. Rompiste tu bicicleta a propósito y ahora estás diciendo que te duele la pierna cuando sé que estás perfectamente bien.
Azami desvío su vista hacia un lado maldiciendo de haber sido descubierta —Olvídate de la pierna, te ayudate a conseguir una pareja —desvío la conversación, tenía la teoría de que si conseguía a alguien para Senju todas sus atenciones se volcarian en esa persona, dejandola al fin en paz —. El chico que te habló ayer era bastante lindo, ¿no te gustaría tener un novio? Háblame de tu tipo ideal.
Senju rió con ligereza fijando sus orbes turquesas en la figura de Azami, especialmente en el rostro —Me gustan que tengas ojos muy oscuros, negros, siendo específica, que tenga cabello negro y lacio —enumeró —, que aún haciendo pucheros sea linda y que tenga tu estatura.
La alfa parpadeó un par de veces antes de sonreír mostrando sus blancas perlas —Eso es bastante específico, ¿no lo crees? —comentó —. Te gusta alguien, ¿verdad? —ahora la sonrisa de Senju se desvanecía, ¿Azami era tan despistada? —¡Dime, no seas tímida! ¡Te voy a ayudar!
Golpeó el hombro de la chica juguetona sin percatarse en lo absoluto del estado anímico de esta.
—¡Azami! —una tercera voz las hizo voltear, la beta amiga de la pelinegra corría a toda velocidad hacia ellas —¿Escuchaste? —ella negó no entendiendo a que se refería, lucia nerviosa tratando de recuperar el aliento —¡El maestro Hanagaki... esta embarazado!
—¡¿Qué?! —gritó para después sin mediar palabra aumento la velocidad para llegar a la escuela lo más pronto posible siendo seguida de cerca por las otras dos chicas —¡¿Dónde los escuchaste?!
—¡Lo escuché del profesor Kisaki mientras hablaba por teléfono!
Corrió dejándolas atrás, estaba furiosa. Esperaba que por todos los cielos que no se haya extendido por toda la escuela, entró empujando a los alumnos ignorando las quejas de estos.
—Profesor Kisaki —dijo por lo alto en cuanto lo vio caminando a quien sabe donde, este se giro a verla con una expresión neutra —, ¿podemos hablar en privado?
