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Se levantó de su asiento con suma rapidez metiendo en el bolsillo del pantalón el celular, después de la llamada de Azami tenía que apresurarse en llegar. No iba a permitir que le faltarán el respeto a su omega.
La puerta de la oficina fue abierta con brusquedad dejando paso a un Shinichiro quién en su rostro tenía un ceño profundamente fruncido y el celular en la mano derecha, supo en ese instante que sería despellejado.
—Después hablaremos tú y yo, jovencito —señaló con un dedo acusador a lo que Manjiro casi agacha la cabeza cual cachorro regañado —, primero debo cumplir la petición de mi hija en salvar al maestro Hanagaki —agregó dándole la espalda haciendo un ademán para que el menor le siguiera.
—Hermano yo... —trató de explicarse.
—Cállate Manjiro, ahora debes hacerte responsable de lo que esta pasando —espetó sin siquiera mirarlo —, ¿cómo es posible que hayas embarazado a un omega sin marcarlo? ¡¿Sabes al estigma al que están sometidos?? —trató de mermar su enojo, nada ganaba con gritarle a su hermano menor pero aún estaba furioso que no le haya comentado absolutamente nada, por lo que sintió una pequeña espina en su corazón llamada falta de confianza.
Cuando la llamada de Azami llegó él estaba a punto de entrar al trabajo de su hermano para pasar a verlo, escuchar a su pequeña tan afligida de inmediato el instinto fue el primero en salir, iba a desollar vivo al responsable. Respiró hondo antes de hacer una locura, y le pidió explicación, le contó medianamente lo que estaba pasando y no pudo hacer más rechinar los dientes.
Al llegar Manjiro no hizo más que caminar rápidamente por los pasillos ignorando los saludos de los docentes. Ahí pudo ver a Hanagaki con las manos juntas hacia adelante con su mirada gacha y cuando este sintió la presencia del alfa agrandó sus ojos, se ve que no esperaba ayuda de nadie.
—Señores Sano —dijo el director sorprendido. Si ver a Manjiro era extraño ver su hermano mayor lo era aún más. Takemichi sentía que su garganta se estrechaba, no esperaba conocer al padre de su alumna en tales condiciones —¡Qué sorpresa tan inesperada! —exclamó poniéndose de pie para darles una breve inclinación.
Mikey se detuvo hasta estar al lado del pelinegro —Director, ¿parece que escuché sobre llamar a la junta directiva a una reunión? —indagó con obvia mentira —¿Está sucediendo algo?
—Ah, sobre eso... ¡¿Por qué mejor no nos sentamos?! —propusó nervioso.
El rubio envolvió el brazo en la marcada cintura del omega escuchando un pequeño sonido que indicaba su sorpresa —¿Te sientes bien? —preguntó bajo los ojos estupefactos del director y la mujer.
