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Yuna 2 meses de edad.
Takemichi miraba fijamente a Mikey que estaba sentado en el sofá adyacente, demasiado concentrado en la computadora mientras a su lado dormía profundamente Yuuna después de comer.
El día había transcurrido con normalidad con Emma trayendo a sus niños para que conozcan al fin a su prima puesto que Mikey durante el primer mes de vida de la bebé no había dejado que absolutamente nadie entrase a la casa para verle, batallo mucho para que al fin cediera (a regañadientes)
—Mikey —llamó una primera vez, pero este no contestó si quiera le miró —. Manjiro —dijo más fuerte ganándose por fin la mirada del alfa que de inmediato dejó lo que estaba haciendo para acercarse al omega.
—¿Necesitas algo? —indagó sentándose —¿Yuuna volvió a despertarse? —se acercó para ver a su hija en la pequeña cuna que mantenían en la sala. La pancita de ella subía y bajaba con parsimonia y sus dos bracitos estaban estirados hacia arriba.
Takemichi negó subiendo las comisuras de su boca trazando una ligera sonrisa, tomando la mano del rubio entre la suya —¿De nuevo estás trabajando? —preguntó, ya que durante la tarde también estuvo pegado a su teléfono conversando con alguien, luciendo un tanto alterado. Emma se percató también, y antes de que pudiera levantarse del comedor e ir hacia su alfa le detuvo argumentando que de seguro no era nada grave como para inmiscuirse dejándole un sabor amargo en la boca.
Manjiro suspiró prácticamente desinflándose sobre el sofá dejando caer la cabeza sobre el hombro de su esposo sin soltar en ningún momento la cálida mano de este —Entre más nos expandemos, más piedras en el camino aparecen.
—¿Piedras en el camino? —eso su captó de inmediato su atención —¿A que exactamente te refieres con eso?
Pudo notar como Manjiro le miraba por el rabillo del ojo tensándose un poco. Se aclaró la garganta mientras se endererezaba en su sitio, ya para ese punto Takemichi tenía una ceja alzada juzgándolo, sabía que cuando su alfa hacía eso era porque estaba a punto de cambiar de tema.
—¿Qué quieres hacer mañana, Takemicchi? —desvío el tema de forma descarada dándole una sonrisa de ojos cerrados —. Tengo todo el día libre.
Takemichi no pudo evitar fruncir el entrecejo soltando la mano del alfa para cruzarse de brazos. No le gustaba en lo absoluto que este le ocultar cosas que probablemente sean importantes para seguir avanzando como un matrimonio, quería conocer más sobre su alfa y creía que con los meses que habían estado juntos cuando aún estaba gestando a Yuuna habían abierto por completo su corazón, más sin embargo, Mikey no era del todo transparente.
