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SÍNTOMAS

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Finalmente se cumplieron 4 meses y medio de embarazo, su vientre se agrandó un poco más llegando a parecer un pequeño bulto redondo, teniendo que comprar nueva ropa para sentirse cómodo

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Finalmente se cumplieron 4 meses y medio de embarazo, su vientre se agrandó un poco más llegando a parecer un pequeño bulto redondo, teniendo que comprar nueva ropa para sentirse cómodo. La doctora que llevaba sus controles le comento que es habitual que al ser el primer cachorro, era completamente normal que no tuviera una barriga voluptuosa hasta entrados los 7 meses.

Recuerda que en esa misma visita médica estaba a su lado Mikey, que no dejaba de mover nervios su pierna en la sala de espera, era solo una ecografía de rutina pero parecía que el alfa se desmayaría ahí mismo. Una vez adentro pudo ver claramente cómo los ojos negros brillaron en un sentimiento desconocido al ver la imagen de su hijo en la pantalla, además de poder escuchar el tranquilo latido de este.

Pronto vendría la ecografía para saber el sexo del inquieto cachorro. Los movimientos en un principio se sentían como pequeños aleteos, para después ejercer un poco más de presión, y al parecer Gyō prefería moverse durante la noche.

Durante esas noches de vela era siempre acompañado por Mikey que permanecía a su lado, muchas veces conversaba con Gyō o colocaba su oreja sobre la barriga para poder escucharlo sacándole muchas veces pequeñas risas a Takemichi.

Por otro lado, se negaba en rotundo  a dejar el trabajo aún cuando Mikey le aconsejaba tomar el descanso, pues todavía podía moverse con cierta libertad siempre y cuando los mareos no lo atacaran.

Los eventos deportivos estaban próximos por lo que tenía que ayudar en la planeación de al menos unas cuantas cosas. Arrugó el entrecejo en que leyó el calendario de actividades dándose cuenta de que su nombre no estaba por ningún lado.

—Shiba —llamó a la alfa que estaba a su lado ordenando unos cuantos papeles mientras estaban en la sala de maestros —. ¿Esto no está mal? Falta mi nombre aquí...

Ella le sonrió —Oh, es una petición especial del director.

—Sé que no puedo hacer nada de las actividades, pero al menos podría ser árbitro.

—No se puede evitar, si las órdenes vienen de más arriba es casi imposible modificarlo.

Exhaló decepcionado, esa época era su favorita y por primera vez desde que se volvió profesor tendrá que estar sentado desde lejos vigilando a sus estudiantes.

—Profesor Sano, debería de estar contento —una tercera voz con tintes ácidos hizo que volteara encontrándose a la maestra de segundo año de preparatorio, a quien ya muchas veces había escuchado conversar sandeces sobre él —. Debe de tener un buen esposo, para no tener que hacer nada. Gracias a ti, vamos a tener que estar más tiempo bajo el fuerte sol.

ᴘᴏꜱɪᴛɪᴠᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴛᴜʏᴏ/ᴍᴀɪᴛᴀᴋᴇ-ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora