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En las calles oscuras no había dejado de sollozar, echándole la culpa de sus sensibilidad al embarazo. Lo ha estado habiendo bien hasta ahora, ¿pero por qué estaba tan triste?
Sin darse, sus emociones de depender de Manjiro habían aumentado.
Se limpio la cara con las mangas de su abrigo. Pensó que lo seguiría, pero al parecer el rubio prefirió quedarse en casa a solas con Sanzu.
Miró a los alrededores dándose cuenta que había estado yendo sin rumbo terminando en la entrada de un callejón, busco en sus bolsillos el celular y trago grueso al recordar que lo dejo en el suelo del baño. Recordó había pasado por una tienda, de seguro ahí tendrían un teléfono que le prestarán.
Detuvo sus movimientos al escuchar unos pasos dirigirse a él, cada vez estaba más cerca. Debía de volver y correr rápido, pero estaba asustado haciendo que sus piernas quedarán clavadas en su sitio.
Una mano se estiró para tocarle el hombro, pero justo antes que lo logrará ese hombre fue abruptamente apartado al recibir una fuerte patada en el costado mandándole a volar. Sorprendido vio unos cabellos rubios revolotear junto con unos ojos asesinos.
—¡¿Mikey?! —gritó impresionado, desconocía que su esposo tenían tanta fuerza.
La expresión en el rostro de Manjiro se relajo siendo reemplazada por una de auténtica preocupación acercándose hasta estar unos cuantos centímetros del omega que estaba terminado de limpiarse las lágrimas.
—Creo que ese hombre iba a llamar a la policía —reveló señalando el teléfono del tipo que estaba inconsciente contra el suelo, donde el número del 911 estaba brillando en este. De seguro el pobre pensó que se trataba de algún caso de violencia doméstica.
—Eso parece —comentó y siendo sincero consigo mismo, no le importaba haberse equivocado —, me van a arrestar por hacer llorar a mi esposo —dijo acunando el rostro de Takemichi entre sus manos —... Entonces, ¿me puedes dar un abrazo antes de que me atrapen?
—¿Eh?
—Casi muero de miedo por no encontrarte —confesó siendo completamente sincero —. Estoy perdiendo fuerza en mis piernas, me tiemblan las manos y no creo que soporte estar de pie mas tiempo... Así que Takemicchi, ¿puedes abrazarme?
Manjiro tenía sudor en el rostro indicando que estuvo corriendo para buscarlo por lo que se soltó de la manos de este para rodearlo con sus brazos enterrando el rostro en el hueco del cuello y hombro justo donde estaba su tatuaje, sintiendo como el alfa lo estrechaba como si su vida dependiera de ello.
