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¿𝐀𝐌𝐈𝐆𝐎𝐒?

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Acostado sobre la cama no podía despegar la vista del techo repasando todo lo que había sucedido el alocado día, no podía creer que aceptó casarse con él y como es que Mikey no sabía contar hasta tres

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Acostado sobre la cama no podía despegar la vista del techo repasando todo lo que había sucedido el alocado día, no podía creer que aceptó casarse con él y como es que Mikey no sabía contar hasta tres... Tal vez casarse con alguien que lo bese así todos los días no podría ser tan malo.

¡¿Qué está pensando?!

Debía despertar por lo que se golpeó las mejillas buscando reaccionar frunciendo el ceño al darse cuenta que estas estaban por completo coloradas. Pensó en las palabras del alfa sobre qué no debe estar asustado, pero no podía evitarlo, al ser un matrimonio apresurado como el que tendrán tenía más posibilidades de fracasar que de tener éxito.

Por supuesto, ya que no rechazo la propuesta no pensaba en dar marcha atrás ahora, pero...

Tres toques suaves lo hicieron levantar un poco la cabeza de la almohada para después una Hinata que tenía una sonrisa leve entraba casi con cautela.

Luego de observarse unos segundos la beta preguntó —Te ves terrible, ¿pasó algo?

Resopló mientra rodaba los ojos sentándose sobre la cama para recibirla mejor —¿Por qué entras así a mi habitación?

— Seguí llamándote y no me respondiste —contestó acercándose a la cama sentándose al lado del omega que le había hecho un espacio invitándola a su nido y la contraria no pudo evitar sonreír al tener entendido que ese era el lugar más íntimo para ellos, y que la invitase significaba la confianza que se tenían.

— ¿No podrías haber pensado que me había quedado dormido o algo así? —indagó.

Ella suspiró —Escuché que saliste temprano del trabajo, así que pensé que podrías estar enfermo por lo que traje medicina y comida —explicó recorriendo el rostro del omega meticulosamente notando que los ojos de este estaban un tanto hinchados por lo que no pudo evitar el impulso de acercar la mano —. ¿Lloraste?

Takemichi retrocedió dejando desconcertada a la beta —No, no lo hice —le respondió girando la cabeza para enfocar su vista en las sábanas —. No me toques o te morderé.

Hinata arrugó el entrecejo estrujando la nariz del pelinegro entre su mano a manera de reproche —¿Por qué actúas así cuando sólo estoy preocupada por ti? —regaño levantándose de la cama dejando al omega frotándose la nariz que comenzaba tornarse un tanto roja —. De todos modos, lávate la cara y sal que traje la cena

Este acató la petición a regañadientes abandonado el calor que su cómoda cama le proporcionaba dejando que Hinata saliera de la habitación para él irse al cuarto de baño arrojándose agua fría fijándose en la pequeña hinchazón que tenían sus ojos, maldición, apenas era perceptible pero la beta lo señaló al instante. A veces odiaba que ella fuera tan observadora.

ᴘᴏꜱɪᴛɪᴠᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴛᴜʏᴏ/ᴍᴀɪᴛᴀᴋᴇ-ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora