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𝐀𝐌𝐎𝐑

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El festival deportivo era donde los estudiantes dejaban a relucir su intensa competitividad. Los gritos eufóricos no se hicieron esperar y los colores en las pancartas pintadas a mano resaltaban bajo el intenso sol.

El sonido del silbato indicó que la carrera había terminado, y quien lo había dado era ni más ni menos que Takemichi que había logrado convencer al director de otorgarle el permiso para participar. El pobre hombre no tuvo más remedio que acceder.

—¡Tercer año gana! —gritó —¡Buen trabajo! —aplaudió siendo secundado por los demás alumnos que regresaban a la zona de vítores.

Con una amplia sonrisa caminó al área de descanso, no podía estar tanto tiempo bajo el sol o comenzaría a marearse.

—Hace demasiado calor en primavera, ¿no es verdad?

Takemichi quizo rodar los ojos al escuchar esa voz que le comenzaba a ser molesta —¿Puede irse a quejar a otra parte?

La beta sonrió divertida del asiento que le pertenecía al omega —¡Oh, tiene que sentarse, el señor Sano, lo siento —dijo sarcástica —. Quedar embarazado es muy conveniente, todos serían considerados contigo.

El omega mordió el interior de su mejilla antes de responder —Si siente envidia, también deberías de quedar embarazada.

—Oh, ¿qué estas diciendo? —soltó una risa —. Me casaré con mi amado en un orden normal.

Takemichi mordió con fuerza, apretando los dientes; estaba tratando de no enfadarse demasiado —Si deberías, ¿pero tienes a alguien a quien ames?

—Bueno sucederá pronto claro está.

—¿Enserio? —sonaba incrédulo —No creo que sea fácil con esa personalidad.

La beta frunció el ceño —¿Qué quieres decir?

—Literalmente, odias a las personas fácilmente y hablas a sus espaldas —Takemichi no había olvidado todos esos susurros que escuchaba en la sala de profesores o inclusive en los pasillos —. Diciendo que me vi obligado a casarme debido a mi embarazo o que me echaran del trabajo después de que nazca mi bebé  —su voz sonaba tranquila —. Si estabas tan preocupada, ¿por qué no viniste a preguntarme en persona?

Takemichi acortó la distancia y la beta pudo ver los colmillos amenazantes del omega sumado a esos ojos azules que parecían más oscuros —Profesora —dijo en un tono amenazante casi gélido —. Use esas misma agallas frente a mi ahora.

La beta sintió un escalofrío recorrerle toda la columna vertebral. Quiso abrir la boca para refutar, pero las palabras parecían haberse atorado en la garganta.

—Takemicchi.

Ambos se giraron, la imponente voz de Mikey hizo eco en el pequeño espacio, se dirigía directo hacia el omega con pesados pasos que lo hacían verse intimidante. La expresión en el rostro de Takemichi se borró y cambió a una una confundida mientras se alejaba de la mujer.

¿Qué diablos hacía Mikey ahí?

El alfa sabía que algo no andaba bien, y no se equivocó. En los últimos días la expresión de Takemichi no era para nada buena, le preguntó la razón varias veces y él a menudo respondía con una sonrisa que no era nada.

ᴘᴏꜱɪᴛɪᴠᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴛᴜʏᴏ/ᴍᴀɪᴛᴀᴋᴇ-ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇWhere stories live. Discover now