Él, es el alfa dominante más rudo y popular de la escuela. Capitán del equipo de futbol americano, y considerado el número uno en todo menos en el estudio.
Ella, una simple omega como cualquier otra tratando de sobrevivir la preparatoria. Reservada...
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Por más que la omega no hubiera querido asistir a la institución, no se podía dar el lujo de faltar y romper con su racha perfecta de asistencia. Aunque en realidad eso estaba siendo algo sin importancia en ese momento. No se podía dar la libertad de faltar por el hecho de no atrasarse con los apuntes ya que sabía que no tenía a quien preguntarle por ellos. Era un capricho suyo el querer faltar, al menos así lo miraba. Si, tenía miedo, y mucho, pero no dejaría que eso le arruinara sus buenas notas que con mucho esfuerzo y dedicación ha logrado mantener.
Meztli terminó de alistarse para la escuela, tomando sus cosas y así bajar enseguida a desayunar con tranquilidad para antes de tomar camino. Si bien su escuela no se encontraba muy retirada de su hogar, a ella le gustaba hacer todo con tiempo, saliendo una hora antes de que iniciara la primera hora. A veces se iba caminando o tomaba el transporte público dependiendo que tan cansada se sentía en el momento. Normalmente era un camino de alrededor de 20 minutos máximo caminando y diez en auto.
-Buenos días, hija-saludó su padre vestido con su típico traje de oficina y cabello relamido hacia atrás, estaba impecable como siempre, desayunando junto a su mujer.- ¿Cómo amaneciste? Ayer no te pudimos ver ya que llegamos tarde del trabajo.
-Buenos días papá y mamá-beso la mejilla de ambos para luego tomar asiento frente a su padre mientras su madre depositaba su plato servido en la mesa.-No se preocupen, me imagine que llegarían tarde.-sonrió, tomando el primer bocado de su desayuno.-Delicioso madre.
- Pues claro. Ya sabes que tu madre cocina delicioso.-se elogió a si misma con una sonrisa de grandeza.-Todo lo hago con amor.
-Ya lo creo amor-habló el alfa mayor con cariño, regalándole un fugaz beso en los labios a su esposa.-Te amo.
-También te amo, amor.-le miro con dulzura, un leve rubor en sus mejillas se podía notar.
-Ay ya basta-se quejó la chica con asco.-siempre hacen eso y es muy incómodo aun.
-Hija, esto es parte de la vida por lo que tú también pasaras en su respectivo momento.-hablo su madre con una sonrisa dulce, posando una mano sobre la de su hija- Tendrás una familia que amaras mucho y darás la vida por ellos. Encontraras a un buen esposo que te amé y de tu lugar.
-Si madre, ya sé eso.-negó divertidamente.-Pero aún falta mucho para eso. Ahora lo único que me importa son mis estudios.
-Sí, aún falta mucho para eso.-intervino su padre de una manera protectora.-Mi pequeña aún no está lista para eso. Aun es la princesa de papá.
-Alfa tonto, no seas tan sobreprotector con tu hija.-le regaño- Ya es toda una señorita y pronto formara su propia familia.
-No, después de que termine con su carrera podrá hacer lo que quiera. Pero por ahora seguirá siendo mi princesita y yo el único hombre en su vida.- soltó con capricho como si de un pequeño niño se tratase, sacándole una pequeña risilla a la menor.
