Él, es el alfa dominante más rudo y popular de la escuela. Capitán del equipo de futbol americano, y considerado el número uno en todo menos en el estudio.
Ella, una simple omega como cualquier otra tratando de sobrevivir la preparatoria. Reservada...
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Meztli no recordaba como era su vida antes de cruzar caminos con aquel alfa testarudo. La primera semana sin tutorías había pasado, y con ello la última vez que llegaron a conversar. La omega apenas y miraba al alfa caminar por la escuela, podía notar lo ocupado que estaba por culpa de las nacionales. Cada vez que lo miraba, el chico siempre parecía estar con prisa. Apenas y volteaba a ver a su alrededor.
Todo volvió a como era antes, su vida monótona y aburrida mientras solo se la pasaba encerrada en esas cuatro paredes estudiando y haciendo tareas sin descanso alguno. Salir temprano de la escuela, llegar a la casa sin ser recibida por el delicioso aroma de la comida de su madre mientras su padre está sentado en el sofá viendo la televisión. Y pensar que solo unas horas podían hacer una gran diferencia en el estado emocional de la omega.
Lo irónico de todo esto es que esta era su vida diaria de la cual ya estaba acostumbrada y ahora simplemente veía lo solitaria que era. Al menos aquel alfa hacia su vida un poco más interesante. Puede que no sean amigos, pero quiera o no aceptarlo, le agradaba su compañía, se sentía cómoda a su lado. A veces se preguntaba si Julián pensaba igual con respecto a ella. ¿Acaso le gustaba estar con ella? O aún más importante, ¿al menos le agradaba?
— ¿Cómo le estará yendo a Julián?—se preguntó pensativa, posando su brazo en el mesa banco mientras recargaba su mejilla en la palma de su mano.
— ¿Pasa algo con Julián?
La omega quedo estática en su asiento al darse cuenta que había sido escuchada por su ahora amigo. Se maldijo internamente por haber hablado en voz alta, olvidándose por completo que aquel beta pelirrojo venía a hacerle compañía todas las mañanas sin falta.
—Uh...h-hola, Alejandro. —Meztli saludo al pelirrojo con nerviosismo, enderezándose en su asiento. —No pasa nada.
Si bien no tenían mucho en conocerse, Meztli podía notar lo poco convencido que el pelirrojo se miraba. Pues si era cierto que nada pasaba, ya que la vida de aquel alfa no le incumbía, y viceversa. Sin embargo, no quitaba el hecho de que se preguntara como estaba de vez en cuando.
—Si eso dices, te creo.-tomo asiento al lado de la omega con una de sus típicas sonrisas. —Solo me saco de onda que lo mencionaras, ya sabes con eso de que ya no se miran.
—Si...pues ya sabes, es normal querer saber si ese alfa testarudo no ha vuelto a sus viejos hábitos. —trató de sonar desinteresada, sacando su libro de biología para la clase que no tardaba en iniciar. —Solo no quiero que mi avance con él se halla ido por un tubo.
Meztli trataba de verse lo más tranquila para que el beta frente a ella no se hiciera pensamientos erróneos. Lo menos que quería es que luego creyera que se interesaba por ese castaño.
—Pues esperemos que no—se encogió de hombros sin interés. Alejandro poco le podía importar lo que Julián hiciese con su vida. —En fin, quería preguntarte algo. —aclaro su garganta con incomodes, rascando su nuca.
