♡Capítulo 49♡

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Mami está aquí, cariño

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Mami está aquí, cariño.

Sé que podrás salir adelante porque eres una cachorrita muy fuerte.

Mi pequeña y dulce niña.

Eres mi bendición más preciada y la felicidad de ambos, Meztli.

Meztli...

Meztli...

—Meztli, despierta por favor—escuchó la voz de su madre al lado de ella en un susurro apenas audible. —Mi pequeña cachorrita.

La omega soltó un leve quejido, comenzando a moverse levemente en la camilla del hospital.

— ¡OH! ¡Meztli!—la omega se levantó rápidamente de su asiento al ver que su hija empezaba a despertar. —Tranquila, cariño. No te muevas, iré por el doctor. —beso su frente con dulzura para después salir de la habitación con suma rapidez.

¿Qué estaba pasando?

Trato de abrir los ojos lentamente, fallando a la primera por aquella brillante luz que le cegaba y molestaba la vista. Iluminaba bastante y eso le ocasionaba malestar de cabeza. Una vez se acostumbró a la brillante habitación, lo primero que noto fueron aquellas blancas paredes insípidas sin ninguna decoración, ni un solo recuadro. Movió su vista por el resto del enorme cuarto, había una enorme ventana con cortinas transparentes de un azul pastel pálido, dos camas típicas de un hospital vacías y una mesita de noche al lado de cada una. Espera. ¿Estaba en un hospital?

Meztli se incorporó en su cama rápidamente al notar que no estaba en su cómoda recamara. Pero, ¿por qué estaba ahí? ¿Acaso algo malo había pasado con ella? En realidad lo último que recuerda era que estaba en la casa de la señora Navarro hablando de...ahora recordaba todo con más claridad.

Se había desmayado.

Toco su cabeza, soltando un quejido. Parecía que se había golpeado la cabeza cuando cayó al frio piso de madera. Debió haber sido traída por el pelirrojo y así informarle a su familia.

¡Esta era mi familia antes de que ustedes la arruinaran! ¡Éramos una pareja con tantas metas y esperanzas que fueron cortadas por culpa de ustedes!

¿En serio eran culpables de la desgracia de esa familia? Meztli podía ver el dolor y rencor de aquella mujer en sus ojos como para que estuviera mintiendo. De solo pensarlo le ocasionaba un malestar en su pecho. Jamás serían capaces de dañar a otras personas, eso jamás fue algo que sus padres le enseñaran. Tenía que ver una explicación para que la señora confundiera las cosas. Los tenía que estar confundiendo con otra familia.

Sus pensamientos fueron cortados al escuchar la puerta de la habitación abrirse, apareciendo su madre junto a su padre y un hombre mayor canoso con una bata blanca, la típica vestimenta de un doctor.

—Cariño, ¿cómo te sientes?—su progenitora se acercó algo preocupada, pero sin romper esa postura tranquila y tono dulce. — ¿Te duele algo?

—No, madre. Estoy bien, solo un leve dolor de cabeza.

Una Historia Muy Cliché- OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora