♡Capítulo 62♡

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La entrada principal fue golpeada levemente seguido del timbre, colocado al lado de la puerta, resonando por todo el interior de la casa

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La entrada principal fue golpeada levemente seguido del timbre, colocado al lado de la puerta, resonando por todo el interior de la casa. Una cansada castaña abrió la puerta con notables ojeras y ojos algo hinchados de al parecer llorar, pero trato de forzar una sonrisa cuando diviso a las amigas de su hija y un chico que pudo reconocer como el del hospital. No le agrado mucho que el hijo de aquella familia estuviera presente pero tampoco sería descortés; pues los problemas de ambas familias no tenían nada que ver con ambos jóvenes. Sin embargo, no podía evitar recordar al abusador de su hija, eran muy parecidos.

—Buenas tardes, señora Ailén. —saludo Gina con una sonrisa pequeña, preocupada por el semblante de la mayor. —Esperemos no incomodar, pero ¿queríamos saber si podemos ver a Meztli?

—Pasen chicos. —negó con la cabeza, haciéndose a un lado abriendo aún más la puerta para que pudieran entrar sin problemas, y así cerrarla después de todos ingresar al hogar. —Agradezco que vengan a ver a mi hija, a la mejor con ustedes querrá hablar. —sonrió con tristeza.— No ha salido de su habitación desde ayer.

—No se preocupe, señorita Ailén, nosotras trataremos de hablar con ella. —la omega pecosa poso su mano sobre el hombro de la mujer con una sonrisa segura, provocando que la otra asintiera más tranquila.

Subieron las escaleras con sumo nerviosismo, pues no sabían que esperar de su amiga. No sabían si aceptaría su visita o le agradaría verlas ahí. Tampoco querían asfixiarla con su presencia pues estaba en un momento muy delicado. En cambio el pelirrojo solo estaba a la expectativa de que algo pasara, sabía que todo esto también tenía que ver con lo de su padre. Algo en él se lo decía.

—Meztli—hablo Gina en voz baja, dando un leve toque a la puerta pero aun siendo lo demasiado fuerte para ser audible para todos los presentes. —Abre, somos nosotras.

— ¿Estás ahí?—pregunto esta vez Alejandra al no recibir respuesta del otro lado de la puerta. —Solo queremos saber cómo es-

—Váyanse. —interrumpió una voz quebrada, se escuchaba debilitada. —No quiero ver a nadie.

—No hagas eso, Meztli. —Paola soltó preocupada. —Estamos aquí porque nos importas y queremos saber cómo estás. Incluso Alejan-

— ¡Les dije que se fueran!—grito la omega de ojos color miel desde el interior de la habitación, sobresaltando a sus amigas. Jamás habían escuchado a Meztli levantarles la voz de esa manera. En realidad no recuerdan haber visto a su amiga enfadarse mucho. Meztli siempre había sido una persona muy tranquila y razonable, que analizaba todo antes de hablar o reaccionar por sus emociones. — ¡No quiero ver a nadie! ¡Todos me mintieron!

— ¿Mintieron? ¿De qué hablas, Meztli?—pregunto Gina sumamente confundida. —Por favor, hablemos.

— ¡No hay nada que hablar! ¡Váyanse!

Una Historia Muy Cliché- OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora