♡Capítulo 64♡

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— ¿Entonces dices que la mosquita muerta no quiere ni ver a sus amigas?—rio satisfecha de escuchar lo que aquel pelirrojo le había informado después de llegar del hogar de esa omega que tanto odiaba

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— ¿Entonces dices que la mosquita muerta no quiere ni ver a sus amigas?—rio satisfecha de escuchar lo que aquel pelirrojo le había informado después de llegar del hogar de esa omega que tanto odiaba. — ¿Algo más?

—Tengo la intuición de que ha recordado algo. —habló con duda, llamando la atención de la peli plateada incitando a que dijera mas.—Su madre menciono algo acerca de que no quería ver a nadie por ser unos mentirosos y ocultarle cosas que la involucraban a ella antes de irnos. Se miraba muy decaída.

—Me vale una mierda su madre. —rodó los ojos con fastidio para luego sonreír con vileza.— ¡Eso es magnífico! Mientras ella recuerde, más en picada caerá hasta el punto de derrumbarse por completo.

Alejandro miraba como su prima gozaba de felicidad al saber que acaba de arruinarle la vida a una persona inocente y que él también tuvo mucho que ver. Se sentía horrible saber que dejo que todo esto sucediera cuando aquella castaña clara simplemente deseaba ser escuchada y entendida, pero obvio eso no le importo en un principio. No hasta que conoció más de ella y supo lo indefensa y quebrantable que era. El pelirrojo había sido afortunado de haber recibido la confianza de la chica, pero simplemente no supo apreciarlo cuando pudo por lo que no la protegió de ser pisoteada. Y todo por ayudar a llevar a cabo este atroz plan que su prima se creó con tal de vengar el nombre de su familia. Aunque también sabía que era más por sus propios lucros egoístas.

¿Qué había hecho?

—Sea lo que hayas hecho, primito, funciono maravillosamente. —tomo con una mano la cara del chico, haciendo que la mirara a los ojos para después darle un beso fugaz en los labios. Todo sentimiento de culpa o duda fue borrada por completo de solo sentir aquellos belfos carnosos sobre los suyos. Se sentía tan bien como mal, pero lo amaba. —Ahora que todo salió a plan, y cumpliste con tu parte, me toca a mí cumplir la mía.—soltó su rostro manteniendo el contacto visual con una sonrisa coqueta, llamándolo con el dedo índice mientras se dirigía de espaldas a la habitación del chico.

El alfa pelirrojo había esperado por este momento por mucho tiempo. Ansiaba con poner sus manos sobre aquel cuerpo prohibido y fuera de alcance. Había soñado tantas veces poner a su propia sangre bajo su merced y hacerla gritar por más. Siempre estuvo decidido a pecar con tal de obtener ese amor erróneo aunque fuera por solo una noche.

Odiaba el hecho de que hayan tenido que ser familia de sangre y no por decisión. Cada noche le gritaba a la luna de porque enlazo su vida con su propia prima, su lobo llamaba por ella aunque esta no lo sintiera por ser beta. De todas las posibles mujeres en este mundo, tuvo que posar sus ojos en su prima.

Trató tantas veces de negar esos sentimientos que lo hacían sentir sucio saliendo con varias chicas, pero nada le ayudaba a olvidar y desear que fuera aquella peli plateada. Era un maldito degenerado al creer que sería posible tener algún romance entre primos. Ni siquiera Giselle lo miraba con esos ojos, sino solo lo usaba a su antojo aprovechando que tenía una debilidad ante ella. Solo era un juguete para ella, y él no se quejaba. Si de esa manera obtenía la atención de la contraria aunque fuera por unos segundos cumpliría sus caprichos sin rechistar.

Una Historia Muy Cliché- OmegaverseWhere stories live. Discover now