¡Estoy en Harry Potter! {Draco Malfoy} | El cáliz de fuego.

Capítulo 49; Suma inquisidora de Hogwarts.

Me moví incómoda, algo en mí me impedía moverme y ese algo era nada más y nada menos que el brazo de mi novio. Los recuerdos de lo que ocurrió anoche pasan por mi cabeza y hace que me sonroje. Giro mi cabeza para poder verlo y ahí está, con la boca abierta y una poza de saliva en la almohada. Aún así, se ve lindo.

— Una fotografía te dura más.

— Quisiera tener una para poder recordarte lo baboso que eres al dormir.

Draco limpia con la palma de su mano el rastro de saliva para luego pasármela por la cara.

— ¡Qué asco! –grito.

— Buenos días, bonita.

Draco me atrae a su cuerpo con sus firmes manos, me besa mi frente y luego se acomoda en mi pecho para descansar.

— No te acomodes, tenemos clases –le digo.

— Ya faltamos a la primera.

— ¡¿QUÉ!?

— Y a la segunda y a la tercera...

— ¡Draco Malfoy mueves tu paliducho trasero hacia las clases o te daré una buena patada en las bolas!

— Pero que agresiva, pensé que con lo de anoche bajarías tu temperamento –dice burlesco.

Me sonrojo y trato de ocultarlo enarcando una ceja y mirándolo con una mirada desafiante.

— No me enojaría que lo repitamos...

— No. Vamos tarde a clases –dije para luego levantarme y ponerme una de las poleras de Draco, la cual me llegaba hasta mitad de muslos.

— Ni siquiera hemos faltado a la primera, estaba bromeado –se queja.

— Bueno, nos perderemos el desayuno, así que levántate maldito flojo –le tiro una almohada.

— ¿Nos bañamos juntos?

— Será tu castigo –le doy un beso en la mejilla.

Digo para salir de su habitación con todas mis cosas en las manos, escucho como Draco se queja y bajo las escaleras rápidamente esperando que nadie me vea, sería una total vergüenza. Llego a la sala común y observo que hay unos niños de primer año dándome las espaldas, corro rápido a las otras escaleras y las subo. Al llegar a mi habitación veo como Daphne está peinándose y Pansy en el baño. Daphne me mira de arriba a abajo y suelta un grito, me acerco para taparle la boca.

— ¡Sh, no grites! –digo.

Daphne asiente aún con mi mano en su boca y la retiro lentamente.

— ¡Tú y Draco al fin lo hicieron! –grita en susurro.

— ¿Tanto se nota? –hago una mueca.

A quién engaño, mi fachada era más que acusadora. Mi cabello estaba desordenado, vestía una polera de Draco, sumándole que su olor quedó impregnado en mí, llevaba mi ropa en mi mano y aparte que todos nos vieron cuando nos comíamos mientras subíamos las escaleras al paraíso.

— Pues sí –responde sonriente– ¿Qué tal? ¿Cómo estuvo? ¿Te sentiste incómoda?

— No te diré nada –respondo.

— ¡Oh vamos! Soy tu amiga, nos contamos todo.

— Pero no te contaré esas cosas, no quiero que me cuentes cuando tú y Logan –hago un ademán de manos– eso.

— Oh pues es porque no preguntas –aclara.

Pansy sale del baño y al verme sólo aprieta los labios y se dirige hacia su cama.