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002

Punto de Vista por
Hang Jae.

—¿Estás perdida en Las Vegas? — no pude evitar reírme de la forma divertida en que dijo eso.

Era una buena definición de cómo me sentía esta noche.

—Es un hermoso lugar para perderse...

—Tienes toda la razón.

—¿Tú también te has perdido? — fue su turno de reír al escuchar mi pregunta.

—Deseara tener un poco más de tiempo para perderme... — responde. —Es al revés. La verdad es que me encuentro justo aquí por... dígamos que trabajo. — me comunica. —Encontré un propósito y desde que lo encontré eso es lo que quiero en la vida.

—¿Y cuál sería ese propósito? — miré a la silueta del chico que se veía tomando un sorbo de su cerveza.

—Hacer lo que amo y seguir haciéndolo, inspirar a la gente y dejarme inspirar por ellos. Siendo mi mejor versión.

—Si das amor, recibirás amor.

—Exacto.

—Ojalá ya tuviera un propósito, pero... lo sigo al azar.

—Todos tenemos uno, me gusta pensar en eso, solo que aún no has tenido nada para aclarar tus ideales.

—Para ti, ¿cuál sería el mío?

—Uh... ¿Quizás ser libre? Sólo quien quiere ser libre se pierde en una inmensidad. — señaló la hermosa vista de la ciudad.

—Tú también quieres ser libre.

—¿Quién no? — responde y me hace sentir curiosidad. Nos quedamos en silencio de nuevo. —¿Por qué estás sola aquí?

—Ya no estoy sola, un extraño motivador me hace compañía — riendo levanto mi vaso para beber.

—Motivador... — escucho su risa. —Eso nunca lo había escuchado.

—Me diste una clase a propósito, por lo que fue casi como una conferencia motivadora.

—Tienes razón pero admítelo, abrí tu mente a un mundo desconocido... — me reí de acuerdo.

—Te deben estar extrañando en la fiesta.

—Están demasiado borrachos para extrañarme. Necesito un poco de aire fresco para estar un poco sobrio. ¿Quieres unirte a nosotros? Estamos locos, pero es algo llevadero.

—Oh no, definitivamente no quieres a una extraña casi borracha en tu fiesta.

—No me importaría, yo también estoy casi borracho... ¿Me acompañas a nadar? Solo así podré volver a mi normalidad, tal vez tú también vuelvas a la normalidad y luego te arrastraré a la fiesta que tienen mis compañeros.

—Eso suena como una cita para mí.

—Realmente lo captaste, ¿eh? — me dio un leve empujoncito. —Me gusta.

—¿Es mi idea o estás coqueteando conmigo?

Lo observé entré sombras deshacerse de su camisa y se zambulló tardando unos segundos en emerger nuevamente.

—El agua está deliciosa, ven — ignoró mi pregunta y me echó un poco de agua.

Y cuando me di cuenta ya estábamos teniendo una pequeña guerra con el agua.

—¡Basta, basta! — solté una carcajada.

—Dime tu nombre — pidió.

—¿Para qué nombres?