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Punto de Vista por
Hang Jae.

Me acosté en mi cama por unos segundos para tratar de ponerme en orden después de todo lo que había pasado durante las horas que estuvimos fuera del hotel.

Jungkook y yo.

No puedo perder el control porque él es Jungkook. Sí, exactamente eso.

¡Maldita sea, me gusta!

Sí me gusta. Y eso es lo peor de todo.

Lo sé, desde algún punto de vista esto puede ser imposible pero hay una historia. Corta, pero la hay.

Me gusta por el momento en que fuimos honestos el uno con el otro, incluso en tres horas o más de conversación porque siento que en ese corto período los dos éramos quienes queríamos ser y aunque terminamos la noche en una cama había algo allí de verdad. Justo como una fuerza magnética.

Me encontré conversando con él de la misma manera que me encontré mirándome en el espejo, con mi pasada anorexia gritando y mi otro lado diciéndome que me aceptara tal como soy. No tienes que fingir estar bien para complacer, está bien no estar bien y las lágrimas no significan tu derrota. Me tomó un tiempo pero entendí esto y lucho todos los días para ser lo más fiel a lo que soy.

Él fue mucho más que una aventura de una noche. Y por eso me gusta.

También hubiera dejado mi número si su celular no hubiera sido bloqueado con una contraseña porque tampoco quería que fuera una aventura de una noche...

Pero tenía que ser eso, una noche. Tenía que serlo para caer en la realidad más cruda.

¿Él siente lo que yo siento? ¿O estoy siendo tonta porque me gusta?

Hace cinco años que comencé a aceptarme, a amarme sin seguir los estándares que me proponían, a amar mi cuerpo tal cual es y a perdonar a quienes me lastimaron en un pasado porque no le deseo el mal a nadie. Tampoco deseo a alguien lo que yo pasé de mis trece a dieciséis años.

Me sequé los ojos porque recordar esa época de mi vida aún me cuesta y para no tener una crisis de ansiedad me fui a relajar dándome un baño.

Después de casi dormir tan relajada que me quedé en la bañera y volví a mi estado normal, me vestí esta vez con los mismos pantalones y una blusa que fue un regalo de mi madre. No hubiera podido comprar una blusa así porque era más cara que mi salario cuando trabajaba en la cafetería con Yoonah después de la Universidad.

Pronto me detuve cuando escuché un golpe en la puerta. Dejé mi celular en la cama y luego fui a ver quién era esta persona casi desesperada.

—¡Servicio a la habitación!

Conozco esa voz... Y abriendo la puerta me encontré cara a cara con un fragante Jeon Jungkook vestido de negro.

—Hola — sonrió tiernamente mientras yo lo observaba. —¿Vamos a nuestra cita?

—¿Tengo otra opción?

—No — me hizo sonreír.

—Está bien, entra. Buscaré un abrigo y terminaré, dame cinco minutos.

—Bien, cinco minutos.

Vi a Jungkook sentarse en la cama y fui a terminar de prepararme. Revisé mi mochila en el baño, lo único que faltaba era mi celular que estaba justo en mi cama, me puse un poco más de perfume, me hice un maquillaje rápido y volví.

—Pensé que era un partido de baloncesto, no una cita — hablé hacia él, juguetonamente.

—Si te fuera dicho una cita, no ibas a aceptarlo.

behind the spotlight » jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora