Al Hombre Que Amo [#1]✔️

CAPÍTULO XI

✅Capítulo editado✅

—¡Ah, lord Basset! —exclamó lady Emily cuando todos ingresaron al saloncito y sonrió cuando el caballero le extendió un ramo de flores—. Es un lindo detalle suyo ¡Son hermosas! Se lo agradezco.

—Es un placer, lady Middleton —dijo él mientras saludaba al resto de la familia y le entregaba los ramos a Georgiana y Jane Middleton. Luego, saludó al conde y retomó la conversación con la condesa—. Pido disculpas por unirme a ustedes sin aviso previo.

La mujer le regaló una sonrisa e hizo un gesto con su mano, para hacer sentir que aquel detalle no era una molestia para ella en absoluto.

—Siempre me alegra recibir invitados —comentó mientras acomodaba el ramo en un jarrón—. Más aún cuando consideran traer un ramo de flores —sonríe con dulzura—: Una mujer no podría negar un detalle tan inocente de un respetable caballero, milord.

Edmund soltó un bufido, ganándose un ceño fruncido de parte de sus hermanas y un golpe en las costillas por su hermano mayor.

—¿Algo que quieras aportar Edmund? —preguntó curiosa su madre y este negó—. Mejor, ya que con lo insoportable que has estado desde tu llegada, me sorprende que aún sigas en el saloncito —dijo, pero luego agregó con inocencia fingida—: ¿Ya están listas tus maletas?

—Lord Basset ha llegado en el momento en que estábamos recibiendo la alegre noticia del compromiso de un gran amigo de la infancia —comentó Frederick Middleton y, como conocía bien a su hermano, elevó el tono de voz cuando Edmund iba a reprochar al comentario que su madre—. Por eso nos ha encontrado a todos en este lugar.

Lady Emily soltó un suspiro y exclamó con una sonrisa:

—Charles Bennet se ha comprometido hoy —comentó contenta a John—. Me alegro por él, es un buen joven y estoy segura de que hará feliz a su futura esposa —dio una leve mirada a sus hijas y sonrió cuando se percató de que Margareth está embobada apreciando el ramo de flores—. Aunque siempre creí que nuestras familias se unirían con el matrimonio entre alguno de nuestros hijos.

—Madre, dudo que alguna vez Charles planeó casarse con Margareth —dijo Georgiana y agregó—: Pero hubiera sido agradable, siempre me gustó Charles para ella.

—Estoy seguro de que Charles apreciaría que dejáramos de emparejarlo con Margareth —agregó Fredrick a su familia, quienes asintieron en acuerdo—. Por otro lado, lord Basset, ¿conoce usted a los hijos de los Bennet?

El caballero dio un respingo cuando todas las miradas se dirigieron a él, excepto Margareth, quien seguía admirando las flores y había decidido que era oportuno el acercarse el ramo de flores más a su cuerpo.

—El año anterior tuve el placer de conocerlos en su casa de campo —dijo en voz alta y clara para que todos los Middleton pudieran oírle—. Iba de paso por el pueblo de Guildford que colinda con su casa de campo y lady Charlotte me ofreció visitarlos esa tarde, no estaban sus hijos varones, pero me presentaron a su hija. La señorita Bennet, según ellos me informaron, se estaba recuperando de una larga enfermedad y que la había obligado a mantenerse casi un año fuera de la ciudad —agregó con pesar. Entonces pensó que la jovencita apenas era de la edad de Jane Middleton, pero era pálida debido a su lenta recuperación y su cabello azabache la hacían lucir más enferma—. Pero fueron unos anfitriones excelentes y también hablaron de sus hijos, todos casados menos el menor de ellos y quien, ahora, supongo es Charles Bennet.