CAPÍTULO XII

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Capítulo editado

—Este vestido le queda perfecto, señorita —halagó la doncella a la joven que se está vistiendo en un hermoso vestido de seda lila

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—Este vestido le queda perfecto, señorita —halagó la doncella a la joven que se está vistiendo en un hermoso vestido de seda lila.

—¿No será demasiado para una tarde de té? —preguntó Margareth dudando de la elección de su madre ya que, por lo general, la joven gustaba usar vestidos en tonos azul cielo o de un rosa pálido.

—La hace lucir más hermosa —le aseguró la doncella mientras terminaba de acomodar el vestido—: Favorece a su piel e ilumina su rostro mejor que sus otros vestidos.

Margareth asintió mientras se observaba en el espejo y admiraba los detalles del vestido y como el escote le hacía lucir un cuello alargado. Por lo que la elección de joyas fueron las acertadas y el tocado en su cabello, la hacía sentirse hermosa. Llevaba meses sin agradarle su apariencia, aun cuando sus familiares se esforzaban en darle cumplidos.

Esa tarde se aseguraría de disfrutarla al máximo, ya que no sabía cuánto tiempo tendría que pasar para volver a recibir una invitación como aquella. Margareth se sentía nerviosa y excitada a la vez, porque era la primera vez que saldría de su casa a solas para visitar la de otra persona sin la compañía de su familia y, aunque estaría acompañada de una doncella, la idea de salir por primera vez ante una invitación formal como la que le había otorgado lady Basset era algo que la emocionaba de tal manera que no encontraba palabras para describirlo.

Cuando se vio en el reflejo del espejo vestida y peinada, sonrió con el resultado, su doncella tenía razón, aquel color le favorecía con mayor precisión que sus otros vestidos. Y, debía admitirlo, nunca le había agradado ser la única con el cabello más oscuro y envidiaba a sus hermanas menores por tenerlo más rubio. Pero comenzaba a creer que su cabello castaño era hermoso con los colores apropiados.

—El carruaje está listo, señorita Margareth —anunció otra doncella al abrir la puerta de la habitación donde se encontraba la joven tocando los rizos que caían a un lado de su cuello—: ¿Ocurre algo con su peinado? —preguntó mientras se acercaba con lentitud a ella—: ¿Desea que le recoja por completo su cabello?

—No, estoy bien —dijo Margareth con rapidez—. No deseo llegar tarde, no quiero dar una mala impresión.

Con un último suspiro de aliento, tomó un par guantes que le llegaba hasta la muñeca y eran de un encaje delicado a juego con su vestido, además, recibió su bolsito de mano donde llevaba algunas cosas en caso de emergencia. Entonces se encaminó hacia la salida de su hogar donde a los pies de las escaleras la esperaba la doncella que le acompañaría esa tarde y ambas se saludaron con una sonrisa tímida.

Antes de cruzar la puerta, se pasó los guantes por sus manos y salió hacia el carruaje que la esperaba. Sin percatarse que sus hermanas y su madre la observaban desde la ventana del saloncito en la segunda planta con nerviosismo. Margareth estaba emprendiendo una salida por su cuenta y bien sabían el esfuerzo de valentía que aquella acción demostraba de la silenciosa joven.

Al Hombre Que Amo [#1]✔️Where stories live. Discover now