CAPÍTULO XL

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Capítulo editado

Los días pueden transcurrir en un parpadeo cuando uno menos se lo espera y aquello tenía a Margareth nerviosa, su madre les había pedido a sus doncellas mantener intacto el vestido que la joven usaría en su boda al día siguiente

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Los días pueden transcurrir en un parpadeo cuando uno menos se lo espera y aquello tenía a Margareth nerviosa, su madre les había pedido a sus doncellas mantener intacto el vestido que la joven usaría en su boda al día siguiente. Era uno de los pocos vestidos que habían conservado de su debut, el único que su madre le había permitido usar que fuese blanco.

—Tenemos varias cosas de las que hablar, hija.

Margareth, que estaba bordando su última tarea como una joven soltera, ya que pronto todos la llamarán lady Basset.

—Me hubiera gustado haber tenido aún mi vestido de boda, pero sería muy anticuado usarlo, ya no está a la moda —comentó cuando su mirada se encontró con el vestido colgado a un lado del vestidor—. A partir de hoy, comenzaré a tomar las medidas de tus hermanas antes de cada temporada para que les confeccionen vestidos blancos en caso de bodas apresuradas.

Margareth sonrió, en acuerdo. Estaba segura de que aquello sería una buena idea para cuando sea la hora de sus hermanas.

Entonces, su madre se aclaró la garganta.

—Tengo un motivo para visitarte a esta hora y antes de tu día especial, cariño —agregó, acariciando sus manos nerviosas. A Margareth le pareció gracioso que en ese momento su madre estuviera en aquel estado—. Es un poco difícil para mí tener esta responsabilidad, una que mi madre tenía que explicarme. Pero por ciertas circunstancias, fue la madre de tu padre quien tuvo esta misma charla conmigo.

Margareth, que comprendía que aquella conversación era crucial que la tuvieran, por lo que se mantuvo en silencio, esperando a que su madre encontrara las palabras adecuadas.

—¿Tienes alguna idea sobre lo que te estoy a punto de contar?

La condesa observaba a su hija con expectación, pero su hija negó.

—¿Por qué no se sienta, madre? —dio unos golpecitos en la cama, a su lado.

—Gracias, cariño —sonrió nerviosa y agregó con verguenza—: Ahora me arrepiento de reírme del rostro de tu abuela en ese entonces, ya que estoy toda nerviosa para hablar de este tema contigo —agregó, sincera—. Bueno, tiene que quedarte claro, porque tiene que ver con el tema de tu matrimonio.

Pese a que Margareth no disfrutaba de una vida social, al menos comprendía la importancia del tema de conversación que estaba por tener con su madre, ya que gracias a su institutriz, sabía que una vez se comprometiera habría una enseñanza que solo su madre podía entregarle porque era responsabilidad de su madre otorgarle aquella sabiduría.

—Mañana por la noche, tras la boda tendrá que ocurrir un suceso necesario —dijo, divagando—: Ya sabes, tendrás que cumplir con tu deber matrimonial y ambos consumarán su matrimonio, ¿comprendes? —ante la negativa de su hija, suspiró—. Él se acostará contigo, quiero decir que ambos comenzarán a dormir juntos y harán cosas más íntimas.

Al Hombre Que Amo [#1]✔️Where stories live. Discover now