CAPÍTULO XXXIX

3.5K 296 4
                                    

Capítulo editado

En el comedor se produjo un silencio momentáneo donde la pareja se observó conscientes de que ambos se consideraban el mundo entero para el otro y, entonces, alguien jadeó y se escucharon distintas exclamaciones

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En el comedor se produjo un silencio momentáneo donde la pareja se observó conscientes de que ambos se consideraban el mundo entero para el otro y, entonces, alguien jadeó y se escucharon distintas exclamaciones.

—Gracias a Dios —exclamó lady Basset.

—Felicidades —dijeron al unísono los condes y Georgiana.

Por otro lado, los tres hermanos Middleton se miraron unos segundos para luego observar a la pareja y exclamaron sorprendidos a coro «¿Qué?»

—¡Oh, he llegado tarde! —exclamó irritada la menor de las Middleton que cruzaba las puertas y caminaba a su asiento con aire despreocupado—. Por cierto, bienvenido a la familia, cuñado —agregó mirando a John y tomó asiento al lado de Georgiana—: ¿O es muy pronto para llamarlo así?

John observó a Margareth que bajaba la vista avergonzada, mientras sus dedos acomodaban la copa que seguía en alto, esperando el brindis.

—¿Terminamos de brindar? —preguntó tratando de atraer la atención de todos los presentes—: A menos que alguien no esté de acuerdo con nuestra decisión.

La condesa soltó una risita a lord Basset y señaló a sus hijos.

—Ninguno se atrevería a...

—¿Es lo que deseas? —interrumpió Frederick, con la mirada fija en su hermana—: Quiero saber si esto no ha sido en contra de tu voluntad, Maggie.

Margareth trató de hablar e incluso trató de asentir, pero no parecía ser suficiente y se lamentó por reaccionar de esa manera.

Entonces, su mirada se encontró con la de John y este le sonrió, otorgándole la valentía que ella necesitaba.

—¿No creen que ya nos han dejado de pie el tiempo suficiente? —dijo, sin apartar la mirada de su prometido—: Queremos brindar esta agradable noticia, ¿podemos?

Todos asintieron y brindaron por la futura pareja.

Margareth volvió a sentarse y el comedor volvió a sumergirse en un ambiente armonioso, aunque festivo tras el anuncio. Lady Basset estaba tan sorprendida por la noticia, pero demostraba lo feliz que le hacía aquello y sus comentarios se centraban en lo emocionada que estaba de tener a Margareth como nuera, por lo que estaba dispuesta y emocionada por instruirla como señora de la casa.

—Dígame lord Basset —habló Jane mientras los adultos conversaban felices sobre los preparativos—: ¿Dónde planea llevarse a mi hermana luego de la boda?

El caballero no tuvo que pensárselo demasiado para responder.

—Petersfield —se llevó su copa a los labios y bebió un poco de vino. Observó a la menor y le sonrió—. Puede visitarnos, le gustará, he estado trabajando en su mantenimiento y he pedido cosas nuevas —agregó con una leve sonrisa—: Lo he preparado todo para que a su hermana le guste vivir allí.

—Bueno, eso es agradable de oír —comentó Jane y, sonriente, se inclinó para dar un aire de confesión—: Ella ama el campo, un movimiento inteligente de su parte, milord —dijo, alabando al hombre—. Podemos ser un verdadero dolor de cabeza, lord Basset. Se encuentra preparado para eso, ¿verdad?

Phillip soltó una risita al oír lo que su hermana le preguntaba al nuevo integrante de la familia e hizo contacto visual con Michael, quien encontraba graciosa la situación. Por otro lado, John observaba a Margareth en búsqueda de apoyo en cuanto a lo difícil que le resultaba comprender a la menor de las Middleton.

—Creo que Jane se refiere a que podemos ser muy alegres cuando la familia se reúne —agregó Margareth dedicándole una media sonrisa a su hermana—. Frederick suele pasar la mayor parte del tiempo en Pembroke, Phillip está terminando sus estudios en Eton y Michael va por el mismo camino —señaló—: Además, Edmund ha partido a Grecia, por lo que no sabremos cuanto le tomará aquel viaje y cuando regrese, será todo un alboroto.

John estaba complacido de entender un poco de la conversación, por lo que ahora podía dar una respuesta.

—Bueno, llevo tres o cuatro meses conociéndolos —señaló con una sonrisa—: Creo que me he acoplado perfectamente a la familia, ¿no cree señorita Jane?

—Ya le considero parte de ella —comentó la niña avergonzada—. Prométame que me mantendrá informada de sus vidas —pidió a su hermana, quien se sorprendió por ello—: Estaré feliz de recibir sus cartas, me ayudaría a distraerme de mis lecciones y, tal vez, podría de contarle sobre todo lo que ocurra en la ciudad.

—Me encantaría —murmuró Margareth, conmocionada porque su hermana quisiese mantenerse comunicada con ella—: ¿Aunque te gustaría leer sobre mi vida fuera de la ciudad?

Jane con una amplia sonrisa respondió.

—La ciudad puede llegar a aburrirme, ¿sabías?

Margareth se encontró con la mirada de Frederick, quien estaba en silencio, observando todo lo que ocurría. La joven sabía que una vez los Basset se fueran, él querría hablar con ella sobre su boda y sobre lo que pasaba por su mente. No porque no creyese en el buen juicio que ella tuviese con la vida de casada, pero estaba segura de que necesitaría librarse de todas sus dudas y así dejar ir a la primera de sus hermanas.

—¿Cuándo será la boda, lord Middleton? —preguntó lady Basset, provocando que todos le prestaran atención.

—Esta tarde he visitado al arzobispo y tengo buenas noticias —comentó con una sonrisa—: Gracias a que me debía un favor, me lo ha devuelto con una licencia especial para nuestros hijos —confesó con calma—. Una vez explicado eso, debo decir que me ha sorprendido que aceptara que ellos contraigan matrimonio en una semana y media.

—Eso es lo de menos —agregó lady Emily, ahora, dirigiéndose lady Basset—: Tendremos que apresurarnos con los preparativos, tenemos una semana para tener todo listo —dijo—. Puede que resulte ser una boda íntima, pero no quiere decir que dejaré que mi hija no disfrute de una boda como corresponde.

—Los Bennet y los Grand también asistirán —agregó Margareth a su madre—: Personalmente, he invitado a Charles y Harriet, por lo que sus familias están incluidas.

Lady Emily, sorprendida, observó a su hija y dio dos aplausos.

—Bueno, eso mejora las expectativas para tu boda, cielo —dijo con una sonrisa—: Tendremos invitados a los que atender y sorprender.

—Del ramo de flores me encargo yo —sentenció lady Basset—: ¿Cuántas flores quieres que lleve? —preguntó a Margareth y luego, con un gesto de mano, le sonrió—. No importa, te conseguiré el ramo de boda más lindo y grande.

Y, así, pasó el tiempo el resto de la velada. Dos madres emocionadas por la boda de sus hijos y de unas hermanas emocionadas por imaginar cómo sería el vestido que Margareth llevaría en el altar.

 Dos madres emocionadas por la boda de sus hijos y de unas hermanas emocionadas por imaginar cómo sería el vestido que Margareth llevaría en el altar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Al Hombre Que Amo [#1]✔️Where stories live. Discover now