Al Hombre Que Amo [#1]✔️

CAPÍTULO XXXVI

✅Capítulo editado✅

A la mañana siguiente, Margareth sintió que se quitaba un peso de encima cuando con amabilidad se disculpó y agradeció al caballero que la había estado cortejado y, después de media hora de una agradable conversación en su compañía, decidieron mantener una distancia aceptable ahora que ella estaba comprometida y él le deseó la mayor de las felicidades en su nueva vida.

Las cosas estaban demasiado recientes para poderse abandonar en la alegría, la condesa tuvo que prometer guardar el secreto hasta el día siguiente ya que se había planeado avisar al resto de la familia y a lady Basset tras pasar un agradable día.

Por otro lado, ese mismo día, John decidió visitar a los Middleton nuevamente para conversar algunos temas importantes con lord Middleton sobre la posibilidad de conseguir una licencia para la primera o segunda semana de Diciembre para contraer nupcias con Margareth.

—¿Tan pronto? —preguntó sorprendido el conde—: Muchacho, mañana daremos a conocer del compromiso y sobre el periodo de noviazgo antes de la boda, no veo por qué el apuro.

El joven, sabiendo hacia donde podrían ir los pensamientos del conde, se apresuró en aclarar sobre su apuro a las nupcias.

—No lo malentienda, señor —dijo él con seriedad—: Pero he estado remodelando unas propiedades que mi padre había dejado al descuido y, con vergüenza, también yo —confesó mientras señalaba el mapa que había colgado en una pared de la biblioteca—. En los condados de Petersfield, Purbrook y Kenworth tengo unas propiedades que me pertenecen, por lo que debo estar trasladándome seguido y sé que a su hija le gusta estar en el campo —añadió con rapidez—: Por lo mismo, me gustaría mostrarle lo antes posible aquellos lugares y que pueda decorarlos a su gusto ahora que estoy trabajando en ello.

El conde pensó unos minutos lo que le decía su futuro yerno y suspiró.

—No veo problema en concederle aquella solicitud —dijo mientras tomaba una cantidad considerable de cartas sin abrir—. Ambos podemos visitar al arzobispo y conversar sobre una licencia especial, pero antes debemos tener la autorización de Margareth, ya que me gusta hacer las cosas sabiendo que mis hijos están de acuerdo con mi intrusión.

Tras acordar que sería mejor consultar la opinión a la joven, se unieron al resto en el saloncito y donde John no tardó en ir al lado de Margareth.

—¿Qué piensa de que se realice la boda en diciembre? —preguntó él en un murmuro cuando tomo asiento a su lado.

—¿En un año? —preguntó confundida la joven cuando le entregaba el periódico al caballero—. No me parece mal.

John por poco suelta una carcajada al escuchar aquello.

—¿De verdad cree que esperaría todo un año para hacerla mi esposa?

—Pero usted me ha preguntado si me parecía perfecto casarnos en Diciembre —murmuró ella sonrojada ante lo que le había insinuado el caballero con esa pregunta—. Yo solo le he respondido.