Lia

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Era una pequeña de 5 años, qué había amanecido con mucha temperatura. Sus padres se preocuparon al verla en ese estado.
-Tenemos que llevarla con el pediatra-dijo Simón el padre.

-Tienes razón-apoyo Verónica la mamá.

Lia estaba dormida. Su padre la tomó en brazos con mucho cuidado para no despertarla, ya que sabía que si su hija se despertaba haría un gran escandalo para no ser llevada con el pediatra. La pequeña les tenía un gran miedo y sus padres lo sabían muy bien. Simón condujo el carro hasta el hospital. Al llegar Lia seguia profundamente dormida en los brazos de su papá. Su madre fue a notarla para la consulta y al poco tiempo desperto. Al darse cuenta que no estaba en su cuarto empezó a llorar.

-Mamá-dijo tallandose los ojos-¿qué hacemos aquí?

-Mi amor-dijo ella con mucho cariño-estas enfermita, tienes fiebre y te trajimos con el pediatra.

-Mamá-aumento su llanto-no quiero estar aquí.

-Mi princesa-dijo él con mucho amor-tenemos que saber que tienes, el que tengas fiebre no es bueno.

Lia escondió su cabeza en el cuello de su papá, por momentos lloraba bajito y otros más fuerte, pero estaba tranquila. Su papá me sobaba la espalda para calmarla y su mamá le daba besitos en la cabeza.

-Lia Carson-dijo una enfermera-ya puede pasar.

Cuando escucho su nombre empezó a llorar más fuerte. Quiso bajarse de los brazos de su padre, pero él la tomo con fuerza. No queria entrar al consultorio.

-No quiero entrar-decia moviendose.

-Mi amor-dijo su madre con voz tranquila-calmate.

Lia no entendia razones. Su padre se levantó de la silla para entrar.

-Gracias-dijeron los dos al mismo tiempo a la enfermera.

Entraron al consultorio. Lia estaba aterrada. El doctor era joven y le tenía una gran paciencia a los niños.

-Buenos dias-les dijo a los padres-sientense, por favor-los invito.

-Gracias-dijeron sentandose.

Lia se calmo un poco, pero no dejaba de llorar.

-¿En que les puedo servir?

-Nuestra hija amanecio con fiebre, por eso estamos aquí-dijo el padre.

-Muy bien-dijo el médico sonriendo-ponga a la niña en la camilla por favor, para revisarla.

Simón se paro de la silla. Lia lo tenia fuertemente agarrado de su camisa. La quiso dejar en la camilla, pero ella no lo soltaba.

-Princesa, sueltame, para que el doctor te revise-le dijo con cariño.

-Papá-dijo llorando de nuevo.

-Mi amor-dijo su madre-papá y yo queremos que estes bien y aquí estamos contigo, no te vamos a dejar sola, va a ser rápido.

Lia lo solto, pero no por completo. El doctor empezó a revisarla con mucho cuidado, la pancita, los oidos, la garganta, pero no encontro nada fuera de lo normal.

-Voy a ponerte el termómetro, si pequeña-le sonrio.

Fue por el al escritorio y se lo puso en su axila izquierda, espero unos minutos a que pitara y se lo quito.

-Tienes 38.5 de temperatura, pero no encuentro nada anormal en ella, puede ser algo sicosomatico, pero si es necesario bajarle la fiebre. Señores puede venir un momento por favor-les pidio.

Queria a lejar a los padres de Lia para explicarles la situación, pero cómo la pequeña estaba muy asustada, no queria alterarla más.

-Claro doctor.

Lia no queria soltar a su padre, pero lo hizo.

-Es necesario ponerle una inyección para bajarle la fiebre rápido, es muy pequeña y si la fiebre sigue subiendo se pueden presentar convulsiones.

Los padre se asustaron. Los dos sabía que inyectar a su hija sería un gran reto, pero no permitirian que ella siguiera empeorando y perjudicar más su salud. Los dos estuvieron de acuerdo. El médico fue a preparar todo para el procedimiento. Los padres fueron a abrazar a su hija, quien al verlos supo que algo andaba mal.

-Mamá, papá-dijo con los ojos llorosos-¿qué pasa?

Su padre la tomó en brazos.

-Mi amor-dijo él un poco preocupado-tienen que inyectarte.

-Mamá-dijo dandole los brazos.

-Es necesario mi amor, para que no empeores.

Lia lloraba a mares. El doctor les dijo que ya estaba todo listo y mandó llamar a dos enfermeros para que en caso de ser necesario ayudarán a detener a la niña que no daba indicios de querer coperar. Lia no se dio cuenta que entraron más personas al cuarto.

-Acuestenla en la camilla, por favor-dijo el médico.

Lo siguiente que paso fue que Lia empezó a moverse, daba manotazos y patadas y decia que no quería que la inyectaran llorando incontrolablemente. Los enfermeros la tomaron de los pies, su padre la tomó de las manos y su madre la sostenia de la cadera para que no moviera y aun así, Lia se movia un poco. El doctor levanto su vestido. Le pedia que no se moviera, pero Lia estaba renuente a hacer caso. El doctor se apuró a bajar un poco su ropa interior y terminar rápido con la tortura emocional de la pequeña. Su padre le estaba hablado al oido y se calmo un poco, pero cuando sintió el algon con alcohol pasar por su nalguita izquierda, todo lo ganado se perdió. Sus padres no entendian de dónde su hija estaba sacando tantas fierzas para resistirse tanto. El doctor apretó un poco su gluteo para que no sintiera dolor y metio la aguja.

-Duele-gritaba Lia una y otra vez.

-Ya va a terminar mi amor-dijo su madre muy preocupada al verla tan mal.

El doctor metio todo el liquido y saco la aguja. Le puso el algodon y subió su ropita. Lia se levantó y se tiró a los brazos de su padre. Su madre le limpiaba su carita. Su padre le daba besos en su cabeza. El papá salió del consultorio con Lia y esperó a su esposa afuera. La pequeña se quedó dormida sollozando. Al los pocos minutos su esposa salió y se fueron a casa.

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Hola a todos mis lectores. Les quiero dar las gracias por su apoyo 😃. Si alguno de ustedes quiere pedirme algun capitulo dejemelo en los comentarios y con muchisimo gusto los complacere. Muchas gracias.

Miedo a las Agujas E InyeccionesWhere stories live. Discover now